Domingo 24 de junio de 2012
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Revista Dominical
La violación sexual, delito imponderable
24 jun 2012
Fuente: LA PATRIA
Por: Vicente González Aramayo Zuleta
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Los visigodos constituían una cultura de hombres blancos y pelo rojizo, y fueron uno de los que invadieron Roma conjuntamente con otros pueblos, en el período ya de decadencia del gran imperio. Esos pueblos fueron llamados “bárbaros”, y destruyeron las estructuras políticas y económicas, del imperio Romano hasta determinar su caída en el año 476 de nuestra era. Empero los visigodos formaron una alianza con Roma y establecieron un reino en la provincia Hispania con el rey Ataulfo, y siguieron a lo largo de la Baja Edad Media la dinastía de los reyes visigodos, hasta el siglo VII, en que invadieron los moros la península. En la batalla de Guadalete donde cayó vencido Don Rodrigo, el último rey visigodo. En una ocasión, uno de los reyes visigodos recibió la queja de una mujer joven. Le pidió que castigara a un soldado de la guardia por haberla violado. El rey llamó al guardia a su presencia y le preguntó severamente si era cierto lo que la mujer decía; el haber tenido relaciones sexuales el soldado con ella, pero negó que la había forzado que ella fue quien mas bien se le había metido por los ojos y los oídos. Cuando el rey preguntó de nuevo a la muchacha, ésta sostuvo la denuncia. Los visigodos, como otros pueblos, los considerados, bárbaros, tenían su derecho, basado en usos y costumbres y lo que fue el Derecho Consuetudinario, y es lo que más tarde será la jurisprudencia. El rey pidió una fíbula (aguja de hueso con orificio grande, como el yauri nuestro) e hilo de cuero para coser, (cosían sus ropas ensamblando piezas de cuero con ese hilo y esa aguja). El rey le dio a la muchacha quejumbrosa el hilo y él sostuvo la fíbula, erguida, con el orificio arriba y ordenó a la mujer a introducir el hilo a la aguja. Lo intentó una y otra vez, pero el rey movía la aguja, de modo que el hilo nunca pudo entrar. La mujer explotó, pero humildemente le dijo al monarca: ¡ señor no puedo introducir el hilo a la aguja si vos la movéis!. Entonces el rey le espetó enérgicamente: “ Así debisteis defender vuestra honra. “Le exoneró de cargos al soldado, y a ella la condenó a diez azotes en las posaderas desnudas. En otra ocasión y cuando Sancho Panza ejercía el cargo de gobernador de Ínsula Barataria, igualmente llegó hasta él, una mujer joven y bonita a denunciar a un hombre de lo mismo, es decir, de haberla violado y le había quitado su bolsita con algún dinero. Naturalmente el acusado negó y que la relación carnal fue consentida, admitió que tenía en su poder la bolsita pero, que no fue con intenciones de robarla. El gobernador ordenó a devolverle la bolsa y que se retiraran, pero cuando ya se alejaron Sancho llamó de nuevo al muchacho y le dijo que le quitara otra vez su bolsita. Instruido por la autoridad el hombre corrió hacia la mujer y trató empeñosamente, pero sin éxito de arrebatarle su dinero. Entonces ella regresó corriendo hasta el gobernador a quejarse, denunciando nuevamente al hombre de querer quitarle su dinero. “¡…Pero no lo ha conseguido¡. Sancho le preguntó. “¿ Haz defendido bien tu dinero? -Si- respondió ella oprimiendo la bolsita sobre su pecho. Entonces el gobernador le dijo solemnemente: “¡Así deberías defender tu honra…”!
Fuente: LA PATRIA