La Novena Marcha por el Tipnis se aproxima a la sede de Gobierno en medio de la atención de muchos sectores. Seguramente el recibimiento del pueblo paceño será similar a aquella recepción que se brindó a la Octava Marcha. Pero el recibimiento de parte del ejecutivo al parecer será nulo; pues así se avizora dadas las actitudes que toman los hombres y las mujeres del Gobierno.
El desprestigio, la minimización, la ilegitimidad parecen ser los argumentos que el MAS utiliza con mucho entusiasmo para invalidar esta marcha. Si bien los abusos de Chaparina no volverán a repetirse, pero las declaraciones mediáticas no dejan de tener un tinte soberbio.
En la Octava Marcha se acusaba al imperialismo norteamericano de apoyo económico, ahora se acusa a la diputada Marcela Revollo por hacer llegar unos escuálidos pesos por la venta de algunas tarjetas. Muchas bolivianas y bolivianos seguramente de buen grado aportarían a la marcha dinero y vituallas si se encontraran cerca a la columna. Se trata de un sentimiento, de una simpatía, finalmente de una voluntad. ¿Es esto malo?, ¿esto desprestigia la marcha? De todas maneras entrando en la hoyada paceña, la gente entregará alimentos y ropa de manera directa y voluntaria. ¿Podrá el Gobierno prohibir esto?
Ahora se hace aparecer a los principales dirigentes de la marcha como delincuentes por supuestos hechos que hubiesen cometido. La pregunta es: ¿por qué ahora, cuando faltan pocos días para el ingreso a La Paz? Pudo haberse echado mano de estos antecedentes mucho antes, cuando se realizaban la Octava, la Séptima o la Sexta Marcha.
El senador Sánchez ya calificó la Marcha como "marcha de los traficantes"; dada la conciencia religiosa del senador, no deja de extrañar el exabrupto
DESESPERACIÓN
La desesperación hace que muchas cosas se agranden y exageren, Así se señala que una de las dirigentes de la marcha fue detenida en 2007 en Brasil por contrabando de algunos gramos de cocaína. Posiblemente fue así, pero la señora fue puesta en libertad luego de siete meses. La justicia brasileña hizo su parte y los siete meses habrán sido el castigo que algún juez juzgó como correcto. Hasta aquí se entiende que la señora ya fue juzgada en su momento. ¿Por qué acordarnos ahora de aquello?
Casi todas y todos cometemos faltas insignificantes, menores o mayores en algunos momentos de nuestra vida; acaso nadie esté exento de aquello. Pero, a la vez todas y todos tenemos derecho a la reivindicación y a la enmienda.
Y tan cierto es esto que algunos ministros del actual Gobierno fueron parte (aunque fuera muy circunstancial mente) del gonismo y del banzerismo en sus años jóvenes, y aquello no impidió su reivindicación y su ascenso en el Gobierno del cambio.
¿ILEGÍTIMA?
Se deslegitima la marcha por supuestos cargos ilícitos de los dirigentes principales. Algunos dirigentes desmienten la acusación, otros dicen que no les probaron nada.
Lo cierto es que más allá de cuatro o cinco dirigentes están centenares de hombres y mujeres en la marcha y están en representación de otros centenares y miles más y con seguridad que cuentan con el apoyo y simpatía de millones de bolivianos en los nueve departamentos. Esto le da legitimidad al movimiento.
Y si aplicamos una lógica fría, bien podría ser la marcha ilegitima por los pecados de sus dirigentes, pero también el Gobierno tiene una dosis de ilegitimidad por culpa del señor Ramírez, del general Sanabria y de las hermanitas Terán, ¿o no?
(*) Comunicador Social
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