Recordando el ajetreo diplomático, las posiciones de los delegados asistentes a la Asamblea de la OEA, que se cumplió en Tiquipaya - Cochabamba entre los días 3 al 5 del mes que ya se acerca a su final, rescatamos algunos hechos que aparentemente pasaron desapercibidos, pero que tuvieron significación especial para muchos y particular para los bolivianos.
Al cerrar la semana pasada se produjo una reunión de acercamiento y por lo observado de esclarecimiento sobre lo que se consideró como la principal propuesta del Gobierno boliviano en la Magna Asamblea de la OEA y que consistió en plantear “la seguridad alimentaria con soberanía”, el tema fue tratado y pese a observaciones de delegados norteamericanos fue aprobada la denominada “Declaración de Cochabamba”, con nuestro planteamiento.
Lo que observó EE.UU. fue la palabra “soberanía alimentaria”, considerando que se trata de un término poco claro y comprensible en determinados niveles de orden político, pudiendo interpretarse el concepto para justificar algunas formas de proteccionismo y algunas restricciones, por ejemplo a la importación o exportación de alimentos, que justamente vulneren la soberanía alimentaria”.
Si bien los conceptos en un buen español, como soberanía, se refieren a las libertades que tienen las personas y los Estados para definir toda una suerte de seguridades como en el tema alimentario, no se puede entender la observación de los delegados del país del Norte que mencionan peligro de proteccionismo sin aclarar empero en qué circunstancias, cuando en el caso alimentario ningún Estado puede perder la oportunidad de aprovechar al máximo los beneficios que pudieran obtener utilizando sus propias fuentes alimenticias, caso concreto en Bolivia, la producción y el consumo de la quinua, sólo como un ejemplo a otras opciones y posibilidades.
El sentido más próximo a la interpretación de la propuesta de soberanía alimentaria por parte del Gobierno Nacional, tiene que ver con la producción de alimentos en cualquier parte del continente debiendo demostrarse calidad y sobre todo seguridad para el abastecimiento interno primero y luego si hay excedentes para la exportación, poniendo en claro que las potencias del mundo allí donde se ubiquen deben tener también políticas de aprovisionamiento de sus excedentes alimenticios a favor de los países que necesitan salvar los graves problemas de hambre y desnutrición, en la idea global sobre soberanía alimentaria, pero sin llegar a la práctica de proteccionismo o paternalismo.
Tal parece que la palabrita “soberanía” resulta inentendible en ciertos niveles de la diplomacia de países desarrollados, donde se pierde el sentido exacto de alcanzar más bien solidaridad con responsabilidad y merecido respeto a cualquier situación de soberanía.
Para quedarnos más tranquilos está claro que la observación de los Estados Unidos sobre el planteamiento de “soberanía alimentaria”, no tiene nada que ver con algún aspecto semántico, es más reacción lógica a la opción que tenemos de formular nuestros planteamientos con libertad y justificadas razones en el orden de la soberanía democrática que nos ampara.
Fuente: LA PATRIA
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