Las llamadas nacionalizaciones que lleva adelante el gobierno actual, han generado cierta popularidad en el MAS; al final ese era el verdadero afán; pero, de ninguna manera han servido para mejorar los servicios, la productividad y la eficiencia que se requiere para manejar empresas de producción o de servicio.
Se pueden señalar varios ejemplos; sin embargo, como quien dice para muestra un botón, refirámonos a la empresa ENTEL, que en manos de inversionistas extranjeros fue un ejemplo de eficiencia y eficacia. Y no es que seamos “neoliberales” y enemigos de este proceso de cambio. Sino que, aparte de habernos costado una millonada a los bolivianos, los servicios que presta a la ciudadanía son en el momento actual, por decir, lo menos, pésimos.
Durante más de cuatro días se cortó el sistema de comunicación celular, o como se dice técnicamente, “se cayó el sistema”, dejando a los miles de usuarios en la más completa incomunicación; y decir esto, de la principal empresa de comunicaciones en el país, aterra. Se supone que las comunicaciones son, como dijo el señor presidente, “un derecho humano” y pertenecen a un área estratégica importante de la seguridad del Estado. Por lo mismo, debiera merecer una preocupación constante, seria y profesional de quienes se encuentran trabajando en esa institución.
El costo para que ENTEL vuelva a ser operada por el Estado, ha sido realmente grande en recursos y en la imagen del país que, con su actitud nacionalizadora, demagógicamente nacionalizadora, está logrando destruir, no sólo la imagen de la empresa, sino la empresa misma, ahuyentando a los inversionistas que se necesitan en las diferentes áreas de la producción, que es la que crea riqueza y fuentes de trabajo.
Miles de Bolivianos han tenido que sufrir durante casi, nada menos que cien horas, el corte de la comunicación celular, aclarando que no sólo es un servicio de alcance rural, sino también nacional e internacional. Quienes nos apersonábamos a sus oficinas para realizar los reclamos consiguientes; los dependientes y los “ejecutivos de atención al cliente” (pobrecitos ellos), se inventaban excusas a cuál más inocente y mentirosa, tragándose sapos y culebras por la ineficiencia de sus jefes y técnicos que parecen tener una falta de profesionalidad y desconocimiento absoluto de las consecuencias que, ese prolongadísimo corte de servicio ha provocado en los miles y miles de usuarios, que creían (así, en tiempo pasado) en ENTEL, como la principal empresa de comunicaciones del país.
Estamos pagando las consecuencias de esa “nacionalización”, como está sucediendo en otras áreas de empresas en el país que sufren las mismas consecuencias que de ser productivas y generadoras de empleo, van por el despeñadero; no sé, si reflejando lo que ocurre en nuestro país, que en este momento vive una de las peores crisis, con paros, bloqueos, tomas, marchas y reclamos, que se reproducen como hongos, desde los diversos sectores de la ciudadanía incluyendo, por supuesto, a los movimientos sociales, otrora base de sustentación del Gobierno de cambio.
Y de esto, parece que nadie quiere darse cuenta o no le interesa, mientras nos esforzamos en dañar la imagen del país con declaraciones y actitudes improvisadas y equivocadas en el manejo de la política internacional, de por sí sensible y delicada.
Por lo menos… esa es mi opinión.
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