Loading...
Invitado


Domingo 17 de junio de 2012

Portada Principal
Revista Dominical

Recordando al Periodista Federico Albarracín (1912-1938) y las causas de su temprano deceso

17 jun 2012

Fuente: LA PATRIA

Por: Raúl Condarco Morales - Medico - Cirujano

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

Pasión por la palabra es un diccionario bio-bibliográfico sobre el periodismo y periodistas en Bolivia, elaborado por dos investigadores en el campo de la comunicación: los licenciados Raúl de la Quintana Condarco (1946 – 2005) y Ramiro Duchén Condarco (1960). Impreso en producciones CIMA. La Paz - Bolivia en septiembre de 1992, vale decir, 20 años atrás. “Esta obra, monumental por donde se le mire: 800 páginas de apretado texto con 567 fichas ordenadas alfabéticamente sobre otros tantos protagonistas del quehacer periodístico, desde los albores de la república hasta nuestros días” -sólo de periodistas fallecidos hasta un año antes de su publicación- “es, además, un libro pionero puesto que no se había hecho hasta ahora en Bolivia un intento sistemático por confeccionar una especie de diccionario bio-bibliográfico de los hombres y mujeres que descollaron en el mundo periodístico” (1).

En él encontramos la ficha correspondiente del que fue periodista, poeta, y, docente en la materia de inglés del Colegio Nacional Bolívar de Oruro, don Federico Albarracín, allá por el año 1938.

Veamos lo que nos dicen los autores del susodicho diccionario sobre el nombrado hombre de prensa:

“Escritor, poeta, educador y periodista. En Oruro, solar de su origen (2) dirigió LA MAÑANA y el semanario CRÍTICA. Jefe de redacción de LA PATRIA. Durante varios años ejerció la corresponsalía del diario limeño LA SANCIÓN.

Como maestro fundó el primer colegio nocturno en la tierra de Pagador bautizado con el nombre de Casimiro Olañeta (1936) (3). Albarracín, dueño de un temperamento indomable, muchas veces fue víctima de excesos perpetrados en su persona como resultado del honesto afán de expresar la verdad o adoptar una justificada actitud contrapuesta a ciertos regímenes.

José Rodríguez Narváez, al rememorar uno de esos episodios refiere:

“Federico/ Albarracín/ era débil físicamente, pero qué fortaleza de carácter, qué voluntad más indomable. Recuerdo que una vez, -añade Rodríguez- por haberse ocupado de la mala administración policial, ejerciendo la dirección de un periódico local, fue brutalmente maltratado por tres agentes, pero su tajante pluma no quedó quieta. Con fiero empeño hizo frente a la situación: apretadas columnas se estrellaron contra los sayones. La verdad y la inteligencia triunfaron siquiera esta vez sobre la brutalidad de la fuerza. Federico/Albarracín/ recibió el amparo de toda la clase culta de la nación”

Albarracín efectuó, desde los diversos órganos periodísticos en los que prestó valiosos servicios, sea como director, jefe de redacción o simplemente como redactor o colaborador campañas de orientación ciudadana y “saneamiento moral”. Por ello sostenía:

“Nosotros, que no hemos militado en ningún partido ni abrigado jamás intereses de grupo, como periodistas independientes y ciudadanos que sólo quieren el bien de la nación, hemos hecho en las columnas de este diario /LA MAÑANA de Oruro/ como en muchos otros de los demás vecinos, una labor se saneamiento moral y de orientación serena…”

Un año antes de producirse su fallecimiento, vale decir, en 1937, los redactores de LA MAÑANA, cuando Albarracín cumplió un nuevo aniversario natal el 28 de diciembre, mediante una nota pública le daban a conocer sentimientos de aprecio, y, a la par, ponderaban aquellos merecimientos inherentes a su personalidad, al manifestar, entre otras cosas, lo siguiente:

“Hoy celebra su aniversario natal nuestro director señor Federico Albarracín cuya actuación en el periodismo local, como en el de La Paz, ha merecido aplausos por su dignidad civil, como su valentía para encarar los problemas que atañen al pueblo a cuyo servicio todo periodista arriesga múltiples peligros y contingencia del diarismo. /Nuestro director a través de las columnas de LA MAÑANA conjuntamente con sus colegas no ha vacilado en decir verdades amargas que le proporcionaron disgustos ingratos que se suman a su espíritu de lucha y de combate siempre abiertos al servicio del pueblo. De ahí porque siempre mantiene su independencia al encarar los tópicos nacionales y los problemas locales en los cuales ha puesto su trabajo con desinterés y sacrificio…”

La muerte de Albarracín, acaecida en diciembre (1938) consternó a la ciudadanía, y en especial a círculos intelectuales orureños los cuales dedicaron a su memoria diversos homenajes póstumos, como el que seguidamente transcribimos en partes salientes.

“Un duro golpe sacude a los cenáculos intelectuales de Oruro y de la República entera: la muerte de Federico Albarracín, el más inspirado poeta de nuestra época. /…/ Periodista de alto fuste ocupó columnas preferentes en todos los diarios de la localidad /Oruro/ y nuestra casa /LA MAÑANA/ se honró al contarlo entre sus directores, porque era el hombre indoblegable a la par que honrado y sincero. /Albarracín fue un gran bohemio, y a la usanza de antiguos caballeros supo desgranar en las noches calladas y al pie de una ventana la armonía de sus rimas /LA MAÑANA, su hogar espiritual, está de duelo por que falta el hermano, porque el poeta bohemio y nocherniego ya no existe, porque ha muerto FEDERICO ALBARRACÍN”

“Es autor de los libros Páginas Sombrías (1932) y Cantos de Amor, Dolor y Rebeldía (1936)”.

El año 1938 cursando el segundo de secundaria tuvimos como docente en la materia de inglés a don Federico Albarracín Vera en el Colegio Nacional Bolívar de Oruro. En noviembre del indicado año llegó a conocimiento nuestro la noticia de la internación de emergencia de don Federico en el Hospital de la ciudad. Al cuarto o quinto día de su ingreso al nosocomio pudimos visitarlo, teníamos información de que fue sometido a una amputación del pie y parte de la pierna de uno de los miembros inferiores por fractura abierta de los huesos tibia y peroné ha consecuencia de una caída, de pie, desde un primer piso.

La evolución post-operatoria no le fue favorable, los tejidos blandos seccionados por la fractura abierta fueron contaminados con el suelo en el lugar de la caída, contaminación no adecuadamente tratada con anterioridad al acto quirúrgico, es decir, a la amputación, lo cual provocó el desarrollo de una infección microbiana por clostridios, vale decir una gangrena gaseosa o mionecrosis clostridiana a nivel del muñón que obligó necesariamente a un re-amputación mayor, pero, con resultados negativos por lo recurrente de la gangrena, y, como corolario, el posterior fallecimiento de don Federico el día 8 de diciembre de 1938 a la edad de 26 años.

Respecto al traumatismo que sufrió y el tratamiento al que fue sometido, es pertinente hacer un examen retrospectivo del estado de la cirugía en nuestro territorio en los años últimos del siglo XIX y durante el cuarto decenio del XX.

Juan Manuel Balcázar en su HISTORIA DE LA MEDICINA EN BOLIVIA, escribe, que: “La verdadera cirugía acá como en todas partes del mundo nació con la bacteriología, con la antisepsia y la asepsia” vale decir con las investigaciones de José Lister (1827 - 1912) en Inglaterra, y Luis Pasteur (1822 - 1895) en Francia, y “que fueron nociones que desgraciadamente llegaron muy tarde a Bolivia” (4). Asevera el nombrado médico que “el precursor de la Cirugía Moderna en nuestra nación fue Manuel Cuellar (hijo) en la ciudad de Sucre, quien venciendo las resistencias del medio ambiente, incluso -como el expresó- de sus mismos incrédulos colegas impuso las nuevas reglas quirúrgicas” (5), seguido de “Claudio Sanjinés Telleria, otro cirujano de verdad que aplicó también la nueva técnica quirúrgica en la ciudad de La Paz” (6). Ambos casos finalizando el siglo XIX. “Hasta entonces -dice Manuel Cuellar- la limpieza y el aseo no se conocían, menos aun la antisepsia. En el hospital (Santa Bárbara de Sucre) no existía, no digo una sala de operaciones ni siquiera una habitación apropiada para el aseo; los enfermos se operaban en la sala común, en su propio lecho, al lado de tíficos y erisipelatosos, en medio de inmundicia” (7) (con resultados por supuesto calamitosos).

No obstante estos conocimientos modernos señalados líneas arriba sobre la microbiología y el modo de evitar, que estos micro-organismos contaminen el campo operatorio durante la cirugía, utilizando los medios y medidas inherentes a la nueva técnica operatoria puesta en práctica ya durante la segunda mitad del siglo XIX en Europa, en Bolivia no faltaban profesionales ya avanzado el siglo XX, que razonaban como el médico Maximiliano Guamán, quien sostenía lo siguiente: “Hablar que las enfermedades son producidas por los microbios es tan infantil como sostener que las moscas que bordean en el camino, son la causa de la detención de los automóviles”.(8)

Y, en este cuarto decenio del siglo XX tiempo del ingreso de don Federico al Hospital de Oruro ¿cuál el estado de salubridad de su nosocomio?. El doctor Enrique Condarco S., justamente ese año de 1938 da ha conocer las condiciones sanitarias del mismo en su libro TROQUELES, en el que incluye un artículo que debía publicarse en un periódico de la localidad con el título de: ORURO NECESITA UN HOSPITAL, y, en cuyos párrafos finales manifiestaba:

“… no tenemos un solo hospital, un verdadero hospital, uno solo! …

¡Es una grandísima vergüenza!

Nuestro Hospital Civil (maravilla de todos los siglos) da pena, causa vergüenza y produce indignación. Como ya lo he hecho notar más de una vez, en las más diversas circunstancias, nuestro pobre Hospital es un insulto a la Higiene, a esa niña mimada de los pueblos civilizados...

¿Regionalismo?

Sea; pero regionalismo bien entendido.

Enrique Condarco. (9)

Pero, no es sólo el doctor Condarco quien habla ese año de deficiencias sanitarias, el doctor Juan Manuel Balcázar apunta: “que con harta razón los países vecinos acusan a Bolivia de ser una amenaza constante como foco endémico mal controlado de la viruela”. (X Conferencia Sanitaria Panamericana celebrada en Colombia en 1938). (10)

Clara muestra de las grandes limitaciones de recursos destinados por el estado a la atención de la salud en Bolivia.

Es lógico deducir que, en estas circunstancias el poeta y periodista don Federico Albarracín recibió una atención médico-quirúrgica no acorde con las normas de la cirugía moderna, como ser: antisepsia y asepsia rigurosas, y nada menos que, en el cuarto decenio del siglo XX, y en la ciudad emporio de la riqueza estannifera.

NOTAS

1) Carlos Soria Galvarro. PASIÓN POR LA PALABRA. De periodista, poeta y loco, todos tenemos un poco. PRESENCIA LITERARIA. La Paz - Bolivia, domingo 21 de febrero de 1993.

2) Dato tomado de fuente secundaria. Nació en la ciudad de La Paz.

3) Fundó el 22 de enero de 1936 con el nombre de COLEGIO SECUNDARIO NOCTURNO. El nombre de CASIMIRO OLAÑETA se le dio el año 1940.

4) Juan Manuel Balcázar, HISTORIA DE LA MEDICINA EN BOLIVIA. Ediciones “Juventud” La Paz-Bolivia. 1956 Pág. 277.

5) Ib. Pág. 289 – 291

6) Ib. Pág. 292

7) Ib. Pág. 289

8) José Anaya C. MEMORIAS DE UN CIRUJANO. Cochabamba-Bolivia. 1973. Pág. 100

9) Enrique Condarco. TROQUELES. Librería Imprenta Universo. Págs. 37 y 38.

10) Juan Manuel Balcázar, HISTORIA DE LA MEDICINA EN BOLIVIA. Ediciones “Juventud” La Paz-Bolivia. 1956 Pág. 492.

Fuente: LA PATRIA
Para tus amigos: