Proceso de cambio, “¿debe ser crueldad, insulto, desprecio?”
13 jun 2012
Por: Armando Mariaca V.
Es muy difícil entender como los anuncios de “cambio” de los primeros años del gobierno del MAS, se hayan trocado en lo que no deben ser: resentimientos, crueldad, odios, complejos, insultos a los que se cree contrarios al Gobierno. Las políticas de entendimiento, concordia y unidad entre los bolivianos han quedado en los silencios del olvido porque parece que el poder obnubiló más de lo esperado.
El caso del Tipnis es dramático porque se asemeja al drama que vive el país. El Presidente anuncia políticas de humildad y concordia entre todos; pero sus actos y hasta simples declaraciones revelan lo contrario y hacen ver que lo prometido en el año 2006 no había tenido consistencia alguna y todo era lanzado al azar, a la conquista del poder, poder que se quiere para siempre. El Tipnis y los campesinos que están inmersos en él, encuentran en su novena marcha serie de dificultades; parece que son, por los resultados, “enemigos a los que es preciso frenar, combatir, detener y boicotear”, no se los consideraría hijos de la misma patria –cuando, en realidad, son más hijos que todos los que se encuentran a su frente–.
El “proceso de cambio” parece que se convirtió en acelerar conductas contrarias a los sentimientos de toda la colectividad, porque a todos se considera que son contrarios al régimen; es decir, se ven fantasmas y enemigos sin que los haya. Se siente el cosquilleo u hormigueo de corrientes que no dejan tranquilo al Gobierno y no habría forma de “sacudirse” de las molestias sufridas. ¿Qué pasa en el Gobierno que sembró esperanzas y que, a muy poco las desterró? Mucho se combatió al racismo, a la inarmonía, a la desigualdad, a la intolerancia, al uso de términos que impliquen desigualdad, odios y revanchismos cuando la realidad mostró desde siempre que no habían o si eran ciertas, fueron momentáneas, circunstanciales y efecto de conductas personales ajenas al sentir de la mayoría del país.
¿Por qué se tienen que practicar los odios, como al principio del 2006 sobre medios y formas de denigrar y hasta castigar, a los que “usan corbata” porque así convenía al partido? Hoy, esas corbatas – las más finas – se lucen junto a ropajes que podrían causar envidia a los mejores “gentleman” ingleses, por lo caros y finos que son. ¿Es que se busca mostrar superioridad o un “yoyismo” extremo que lastima a la pobreza de las mayorías que esperaban mejorar su existencia por las “políticas de cambio” que introducirían justicia, unión, armonía y entendimiento entre todos los bolivianos?
Los autóctonos del Tipnis, con mucho coraje y conciencia de país, están en su novena marcha; no les arredra el cansancio ni el hambre ni el frío; pero, quieren alivio para sus mujeres y sus niños que no tienen porqué pagar las consecuencias del odio y los complejos que se han despertado contra ellos. La única compensación, si tal puede llamarse, es la comprensión, el cariño y la solidaridad de toda la comunidad nacional que entiende cómo se sacrifica la vida en defensa de sus demandas que son derechos de todos los bolivianos. Ellos, componentes del Tipnis, son conscientes de lo que padecen y sufre con ellos una comunidad nacional que, a su modo, vive las angustias de procesos que no debieron ser o que, si alguna vez fueron bien entendidos y comprendidos por el Presidente de la República, debería darles efectividad para iniciar períodos de sana administración, de gestión y trabajo en pro de todos los bolivianos y muy especialmente de los que, como los integrantes del Tipnis, han mostrado que el dolor construye, que las esperanzas no pueden ser ahogadas y que el futuro puede ser promisorio no en provecho de quienes no sólo gozan de soberbia y bienestar sino de los que ansían despejar los nubarrones de discordia que se ciernen en el país y que es preciso combatir.
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