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El puma
El altiplano es mi bálsamo y mi lejanía
aquí algo me desata y convoca
aquí llego, aquí estoy, aquí comienzo
abro el día y me interno en la noche
abro la noche y el día es un tajo en el horizonte
En mi sombra veo el agua clara
y en el espejo contemplo la rectangular sombra
esa puerta entre el día y la noche entre el estoy me fui llegaré
y yendo entiendo que estoy viniendo
Estar lejos y cerca son la misma cosa
en mis manos lo claro tiene sombras
la ilusión que veo en lo que no veo
aquí me tienes, postrado y esperando
nada sucederá en la ventana sino mi cuerpo
que ingresará en la bocanada de la noche
como quien regresa al espejo
Muerto de espanto y de insomnio
o vivo que vigilias que han cruzado el día
donde los seres me atraviesan y ya no me llaman
animal de caza herido por la penumbra
Poema para Fernando Pessoa
Aquí soy el otro
Mesa a la que asisten
almas despojadas de sus nombres.
Aquí no soy
y soy
abro el instante
–como una puerta–
y me divido.
En fin
¿hay alguien en mí?
Cáscara y plaza
soy el centro de una mesa gregaria
y terrible
soy el mar que una tarde gris
me dejó una sombra húmeda
soy la avenida sin nadie
conmigo vacío
soy el espejo de la casa que roto
tiene en sus pedazos
ojos que miran
el mundo que se fue.
Mi soledad es otra vez
jamás estar solo.
Recetas de cocina para mis amigos poetas
Una hoguera, un pedazo de cielo y noche
una pizca de palabras vagabundas
dos o tres papeles que simulen sábanas fogosas
varios litros de ardiente agua emancipada
algo de rumor y mucho de silencio
otro mucho fervor con otro mucho pecado
fronteras derrumbadas al gusto
amor de amar en sombra sorprendida
tres distancias de penumbra
una cercanía inmensa, pero que quepe
Varios infiernos por si acaso
abismos revueltos en puentes irreverentes
cuerpos imaginados o si se quiere
desnudas sombras arrimadas a un corazón
revolver como un revólver
en el recipiente de una boca iluminada
esperar que calle
y al escuchar más silencio que silencio
probar cada palabra con el límite de la lengua
añadirle sombra
y buscar una página virgen
o ninfómana, si se prefiere
Dejar que el aire se ocupe de traer a los amigos
repartir el agua ardiente
encender la hoguera
Es costumbre derrumbar noches
cuando el poema está servido
Declaración de amor
Tú, frente a mí, desnuda como el aire
te acercas en el hálito que me falta
y te amo como quien bebe tragos breves
primero de palabras luego de silencios
en parcelas de un territorio desconocido y deseado
pues así, eliminas mi espanto
Entonces, ya viento, corres inasible
corres sin tregua por fuera y dentro
te concentras y te expandes
ya en mis pulmones ya en mis venas
ya en mi vida
en esta orilla que late y clama
porque eres aire desnudo
eres cielo de mi sangre
El amor, Amor, es un silencio entre dos
porque entre dos el ave es vuelo
y entre dos se mueren las palabras
palabras abatidas entre las sábanas
hojas blancas sobre los cuerpos inscritos
hojas devueltas al árbol y al fruto
a la raíz
al rumor de la tierra vuelta a ser tierra
pan de la cópula final
Ahí comienzo y ahí termino
te amo en un río frecuente como los días
y nada en mí es sin tus orillas besadas
besadas en un beso, en un solo beso
porque el amor, Amor, es un beso entre dos orillas
Fuente: LA PATRIA