Adaptarse al cambio climático: agricultores peruanos cambian su cosmovisión agrícola

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Lluvias que llegan con meses de retraso, granizadas que caen con fuerza cuando no es temporada y temperaturas altas durante varios meses perjudican a agricultores y ganaderos de las comunidades altoandinas peruanas. Para salir adelante, se ven obligados a cambiar su tradicional calendario agrícola y, por ende, su cosmovisión.

�??Definitivamente, el cambio climático está generando cambios rápidos en los tipos de eventos climáticos. Esto afecta tanto a los procesos de cultivo como al ganado�?�, explicó el asesor nacional de gestión de riesgo de desastres y cambio climático de Save the Children en Perú, Luis Romero.

Desde campos de cultivo ubicados a 3.500 metros de altura en el departamento de Junín, en el centro del Perú, agricultores y ganaderos expresan su preocupación por la incertidumbre climática que les causa mucho más daño del que parece a simple vista.

El año pasado, los vecinos de la comunidad San José de Apata vivieron una sequía que redujo sus producciones de papa a la mitad y causó graves perjuicios a su precaria economía familiar.

Romero relató que este distrito estuvo declarado en emergencia por lluvias intensas en 2022, como solía ocurrir habitualmente en esta época. Sin embargo, 15 días después hubo una declaración por sequía cuando se estaba planificando la respuesta humanitaria.

�??Estos cambios obligan a los agricultores y ganaderos a repensar y analizar de mejor manera el cambio climático y su impacto en sus medios de vida�?�, comentó Romero. Desde Save the Children, trabajan para desarrollar un calendario con las comunidades con el objetivo de comprender los nuevos procesos.

Romero destacó que cambiar los ritmos tradicionales de estas comunidades es un desafío, especialmente considerando el poco acceso a Internet e información en las comunidades altoandinas.

�??La forma en la que aprendemos como seres humanos es mediante la experiencia. Este proceso de cambio requiere acompañamiento y no solo información externa y técnica�?�, explicó.

Sin embargo, señaló que hay un factor a favor: el trabajo con los niños en las escuelas. Estos realizan las mismas actividades que hacen sus padres, lo cual facilita el cambio generacional en cuanto al acceso a la información.

Por esta razón, se enfocan en programas vinculados a acciones anticipatorias con una perspectiva generacional. Esto implica transmitir a los niños cómo son las dinámicas climáticas y cómo enfrentar estos desafíos para que puedan tomar decisiones basadas en estos conceptos cuando sean adultos.

La directora de Descocentro (Asociación Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo Andino Amazónico), Ángela Dionisio, sostuvo que cambiar el calendario es un mecanismo de adaptación mediante el cual las familias deben registrar los cambios, acumular conocimiento y modificar el momento de siembra o cosecha.

Aunque afirmó que esto no es suficiente para evitar que estos fenómenos afecten a las pequeñas comunidades campesinas, destacó la importancia de fortalecer semillas y suelos para que sean más resistentes a los eventos meteorológicos extremos.

También es crucial aprovechar al máximo los recursos hídricos, tanto mediante formas innovadoras como a través de tecnología, como recuperar prácticas tradicionales como la siembra y cosecha de agua y renovar los sistemas de recarga de agua en microcuencas altoandinas conocidos como �??qochas�?�.

�??El trabajo en semillas, biodiversidad, manejo del suelo y el agua, así como la incorporación de innovaciones adaptadas a nuestros territorios son clave�?�, comentó Dionisio sobre cómo ayudar a las familias.

Coincidió con Romero al afirmar que los procesos de cambio deben ir acompañados no solo por información técnica y externa, sino también por la construcción de experiencias y el fortalecimiento comunitario. Las organizaciones y la tecnología deben apoyar estas acciones anticipatorias.

Las agencias internacionales pronostican un fenómeno El Niño moderado a grave para este año. Quienes dependen de la agricultura familiar son los más expuestos a estos cambios que agravan su vulnerabilidad. En los Andes peruanos ya temen el impacto.

Fuente: LA PATRIA / EFE