Domingo 29 de octubre de 2023

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Personas mayores futuristas
Mejillas medievales en la ronda
de una insistencia sin fronteras
Luis H. Antezana lucía un clavel de intensos rojos
en el cuenco ahormado de sus gafas
¡Qué lección de lectura cortada
en pergaminos de alas liberadas!
Y, entretanto, cuánto rumor de mar
en el sabueso de Tiepolo
Cuánto golpe de islas de espejos en el fondo del aula
Entre Teseo y los Ayar
tuvo que incendiarse también este océano,
como cristal trizado en letra verdemusgo
Decían de Celan, en Cochabamba,
que sus ojos lloraban aguaceros
y que en ríos de estambre arde el cielo
Arde el mar. Arde el mar
Un arpa lejana tañe campanadas
con memorias de Europa. ¿Cómo quitarse
el cobijo del alma y arriesgar una
estela de cal en medio de la tierra?
¿Cómo volcar una vasija de alcohol
sin emborrachar el aire? ¿Cómo
prender fuego al agua y quedar
intocados?
Nota del autor: Este poema fue escrito en abril de 2012 y permanecía inédito hasta ahora. Se reconocerán las citas y las alusiones a Gimferrer. Tiepolo y su pintura son eje de uno de los diálogos de Walcott con la palabra y el color de la luz. He escrito para Cachín este texto que lo coloca rodeado por el arte y por la poesía y que son el milagro al que él ha dado su vida. Debo a Cachín el haberme hecho conocer a Celan a mediados de los 80. ¿Puede haber deuda más grande? Recuerdo que una noche me regaló una copia de la traducción que él había hecho, creo que a dos o tres manos con un par de amigos, de la Fuga de Muerte de Celan; una traducción soberbia, imperdible, que ahora parece irremediablemente perdida.