Otro Día de la Mujer, ¿para festejar?

Hoy se recuerda el Día de la Mujer boliviana, en conmemoración del onomástico de la poetisa y activista femenina Adela Zamudio, quién a través de su poesía denunciaba las desigualdades que vivía la mujer en la sociedad boliviana, fue lo que se llamó la primera feminista en este país.

Desde aquel entonces mucha agua ha corrido debajo del puente, es decir, pasaron muchas cosas, y en la actualidad el feminismo no es el mismo al que pregonaba Adela Zamudio, con eso de la ideología de género, se ha complicado un poco más esto de los derechos humanos y las necesidades de cada persona.

Es cierto que el Día de la Mujer nació con el espíritu de protestar ante las injusticias hacia ellas, y reclamar que se respeten sus derechos además que haya igualdad de condiciones para hombres y mujeres en la sociedad, pero la protesta que se hacía era totalmente distinta a la de ahora, para empezar, se hacía uso de la poesía, la mayor rebeldía era no usar sombrero en la calle en una época en que la mujer debía salir siempre con ese accesorio en la cabeza.

En cambio, la protesta de ahora es algo más agresiva, donde mujeres se desnudan, y cometen vandalismo, atacando monumentos que para ellas son machistas, no aceptan flores ni siquiera un piropo, mucho menos poesía.

Todo esto porque la sociedad machista se ha ensañado contra muchas mujeres, los feminicidios aumentan cada vez, y ante las leyes que surgieron para proteger a las mujeres de la violencia, la misma al parecer fue en escalada y los ataques son aún más agresivos y crueles.

Las mujeres están en su derecho a pedir que no las maten, a poder salir seguras a la calle, exigir mejores salarios, que se valore su trabajo y su esfuerzo, que se las valore a ellas mismas como seres humanos, pero el Día de la Mujer no tiene por qué dejar de ser una celebración, por todo lo que se ha avanzado, gracias a las luchas reivindicacionistas, esas que mujeres del pasado emprendieron para dar a las actuales mejores condiciones de vida.

Cuando una mujer es violentada en la calle, aunque sea con piropos subidos de tono, es un motivo para denunciarlo e indignarse, pero no tiene nada de malo la palabra bonita, dulce y poética que alguien que la ama se la diga, porque, así como las mujeres reclaman sus derechos, también deben aprender a sentirse merecedoras y aceptar lo bueno que viene a su vida.

Pero también tienen derecho a que todo esto no solamente quede en palabras, sino que se conviertan en hechos reales, que se traduzca en respeto y cariño hacia su persona, no solo por el hecho de ser mujer, sino porque es un ser humano.