El rentable negocio de la limosna

Un octogenario hombre se ganaba la vida pidiendo limosna en Sucre, se apostaba en un rincón de la plaza principal para pedir unas monedas con qué sobrevivir, pero eso no es lo insólito, lo que llamó la atención de la prensa es que el anciano era prestamista y otorgaba préstamos de dinero de entre 3 y 4 mil bolivianos.

El caso fue presentado como algo sui generis, pero resulta que no es la primera historia de ese tipo que se filtra por ahí, y por esa razón muchas personas pasan indolentes al lado de los limosneros, porque conocen sus historias y sus pequeñas fortunas.

La historia del octogenario de Sucre, recogida por Los Tiempos, muestra un final feliz para esta persona, que fue llevada a un albergue y según señala la nota podrá seguir ejerciendo su actividad, pero podrá vivir en un lugar más seguro que las calles.

Hasta que un día fue al banco a pedir un préstamo y vio al hombre depositando cantidades de monedas, dinero que a la buena samaritana le faltaba, además que se enteró que ese hombre era prestamista.

Como los casos descritos existen otros, inclusive se sabe de personas que se provocan alguna discapacidad para causar lástima, o que la fingen para pedir limosna, de verdad que parecen historietas, pero son hechos reales.

También se mostró en las redes sociales, algunos experimentos realizados por influencers, en que se hacen pasar por limosneros y resulta que esa actividad es mucho más rentable que el trabajo o empleo que tienen, además que en poco tiempo y casi sin esfuerzo ganaron una buena cantidad.

Al parecer, la limosna es un rentable negocio, por lo que no sería raro que está actividad creciera y capaz que hasta se vaya a formar un sindicato de limosneros, para que se defienda sus derechos laborales y sus espacios de "trabajo", es decir, los lugares donde se asientan para pedir caridad.

Lo triste del caso es que cuando uno se topa con un caso de real necesidad, en que las personas no tienen ni dinero, ni trabajo, ni ninguna fuente de ingresos, quienes tienen posibilidades se vuelven indolentes ante esas situaciones y no prestan la ayuda que podrían brindar a esos quienes realmente lo requieren.

Por otra parte, puede ser un mal antecedente que los ciudadanos prefieran dedicarse a pedir limosna en lugar de privilegiar los estudios y la preparación para ser de los que estén en posición de ayudar a otros.

Lo que se tiene que hacer es dar ejemplo a los más pequeños, de trabajo y honestidad, de ética y enseñar los más altos valores para que la sociedad crezca y se desarrolle por méritos propios.

Por otra parte, en Bolivia es muy difícil recuperar lo prestado, a menos que se tenga un buen asesoramiento en leyes y buenos contratos para poder rescatar lo invertido.