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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Las academias de la lengua y el estado de la literatura. Observaciones dispersas sobre la cultura contemporánea - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Las academias de la lengua y el estado de la literatura. Observaciones dispersas sobre la cultura contemporánea
24 sep 2023
Discurso leído por su autor en el acto de celebración-aniversario de la Academia Boliviana de Lengua (25 de agosto de 2023).
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Desde épocas muy remotas el ser humano ha intentado regular y hasta embellecer el idioma de su sociedad respectiva, sobre todo en los ámbitos gubernamental y religioso. La primera civilización que surgió hace cinco mil años, la sumeria, ya contaba con escuelas, en las cuales se aprendía la escritura correcta y algo de contabilidad. Y paralelamente existía una escuela mayor, una especie de institución supervisora, que tenía la función de una normalización lingüística, con el objetivo explícito de uniformar la escritura sumeria, corregir los errores, obtener una concordancia terminológica y evitar modismos y expresiones de uso marcadamente local. Al igual que en la actualidad, los sumerios pretendían que sus mensajes y textos fuesen comprendidos por grupos sociales más o menos amplios. Esto se conseguía y se consigue aún hoy evitando pronunciaciones y modismos que únicamente son entendidos en círculos restringidos. Desde un comienzo se pudo constatar que este propósito no representaba una imposición autoritaria para favorecer solamente a un sector privilegiado de hablantes, sino un procedimiento racional con una intencionalidad que hoy en día, con algunas reservas, podemos calificar como democrática. Las regulaciones lingüísticas que en el presente llevan a cabo las academias tienen como resultado una comunicabilidad acrecentada con respecto a nuestros conocimientos, anhelos y aversiones y hasta una mayor comprensibilidad del mundo que nos rodea, pues la normalización lingüística promueve un intercambio más eficiente de informaciones.
En la actualidad esta normalización lingüística ?? una de las funciones centrales de las academias de la lengua ?? es severamente criticada en el campo académico y universitario. El respeto a la diversidad ideológica y política, una de las conquistas más preciadas de la tradición liberal y racionalista, sirve ahora como excusa para defender particularismos de relevancia muy secundaria y para legitimar la concepción de que la identidad nacional o regional estaría fuertemente vinculada a la resurrección, a menudo artificial, de dialectos y modismos, que son considerados como baluartes de una esencia cultural y de un legado histórico muy valiosos, amenazados hoy en día por los avances del imperialismo cultural de Occidente. Esta tendencia concuerda con las corrientes postmodernistas y relativistas de las ciencias sociales y la filosofía, que actualmente se consagran al culto de lo secundario y lo frívolo, como lo constató el notable ensayista George Steiner.
Desde los tiempos de la Grecia clásica las academias han sido centros intelectuales donde se combina la investigación científica con el intercambio cultural y las labores pedagógicas. Por ello es que estas instituciones eligen a sus miembros mediante procedimientos meritocráticos. Así se concibió en 1635 la fundación de la Academia Francesa (Académie française), la primera de su género en tiempos modernos, patrocinada por el cardenal-duque de Richelieu y el rey Luis XIII. Es hasta hoy una asociación de eruditos, una de las instituciones más antiguas y de más prestigio de la vida cultural francesa. Según su estatuto, su labor primordial consiste en regular y perfeccionar la lengua francesa mediante la publicación de diccionarios y gramáticas. Ha servido de modelo a todas las otras academias de la lengua. Hay que mencionar, sin embargo, que algunos de los escritores más ilustres que ha tenido Francia, no han podido ingresar a la academia, como Molière, Pascal, Diderot, Rousseau, Balzac, Stendhal, Flaubert, Baudelaire, Zola, Sartre y Camus, entre muchos otros. Esto ha sucedido igualmente en todas las academias a nivel planetario. Y esto, por supuesto, nos sugiere apreciaciones críticas acerca del procedimiento de auto-recrutación de las academias y de la mentalidad que a veces prevalece en ellas, muy reacias a ponerse a sí mismas en cuestionamiento y a examinar creaciones novedosas. Digo a propósito examinar y no aceptar acríticamente cualquier aparición de fenómenos culturales, pues la mayoría de ellos exhibe una mediocridad alarmante, aunque siempre emergen astutamente con el halo de lo nuevo, valioso y original.
En 1713 se estableció en Madrid la Real Academia Española por iniciativa de un ilustrado influido por la filosofía francesa de las luces, Don Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga, duque de Escalona y marqués de Villena, institución que desde entonces ha realizado un trabajo muy encomiable mediante la labor de mecenazgo y por medio de los diccionarios y muchas otras publicaciones. Todas las otras academias latinoamericanas son correspondientes de la Real Española. Desde 1951 existe la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), que realiza una loable función de coordinación y difusión y a la cual pertenecen las academias de España, América Latina, Estados Unidos, Guinea Ecuatorial, Filipinas e Israel.
En 1927 se fundó en La Paz la Academia Boliviana de la Lengua, por iniciativa de Víctor Muñoz-Reyes, Francisco Iraizós y Rosendo Villalobos y con la colaboración del entonces Presidente de la República, Hernando Siles. Nombraré solamente a los académicos que se destacaron en los primeros tiempos de nuestra institución: Alcides Arguedas, Casto Rojas, Juan Francisco Bedregal, Eduardo Diez de Medina, Gregorio Reynolds, Fabián Vaca-Chávez, Gustavo Adolfo Otero, Carlos Medinaceli, Alberto Ostria Gutiérrez, Adolfo Costa du Rels, Roberto Prudencio y Monseñor Juan Quirós, entre muchos otros. Quirós, un sacerdote dedicado profesionalmente a la crítica literaria y a la difusión de los buenos libros, fomentó los proyectos intelectuales más diversos de una manera generosa, decidida y perseverante. ?l dirigía, además, una revista propia, Signo, y el suplemento dominical-cultural del periódico más importante del país en aquella época, Presencia Literaria.
El historiador y diplomático Humberto Vázquez-Machicado (1904-1957), quien también fue miembro de esta corporación, nos ha dejado un estudio muy interesante en torno a los años formativos de la Academia Boliviana de la Lengua (??Nacimiento y vida de la ABL?), que fue republicado en los ANALES de nuestra casa del saber en 1990.
La corporación boliviana también se comprometió, como designio primordial, a regular y perfeccionar la lengua. Siguiendo la usanza celebratoria, muy difundida en el ámbito español y latinoamericano, Vázquez-Machicado nos habla de la ??hidalga tradición hispánica? y de ??los altos ideales culturales? que habrían determinado la vida de las academias de la lengua. En contraposición o, por lo menos, en complementación, aquí deseo mencionar someramente algunos aspectos problemáticos que afectan las actividades de estas instituciones. En lugar de una crónica de fechas y nombres, lo que es bastante tedioso y además puede consultarse en numerosas fuentes electrónico-digitales, me parece más adecuado un breve recuento de las situaciones conflictivas recurrentes que afectan a las academias de la lengua. Estas tensiones son, por otra parte, intelectualmente muy productivas y por ello no deberían ser descartadas de antemano. El lema de la Real Academia Española: ??Limpia, fija y da esplendor?, nos brinda el primer indicio de estas disidencias. Limpiar y fijar son actividades que se enmarcan en el ya mencionado prescriptivismo lingüístico, mientras que el esplendor cultural se consigue únicamente por medio de las grandes creaciones de la literatura y la filosofía, cosa imposible de regular mediante procedimientos institucionales.
El texto completo puede ser leído en nuestro sitio web: elduendeoruro.com
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