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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Chantal Maillard - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Chantal Maillard (Bruselas, 1951) Poeta, filósofa española-belga. Ha publicado los poemarios: Medea (2020), Cual menguando (2018), La herida en la lengua (2015), Balbuceos (2012), Hilos (2007), Matar a Platón (2004), Lógica borrosa (2002), Conjuros (2001), Poemas a mi muerte (1993) y La otra orilla (1990), entre otros. También publicó: En un principio era el hambre. Antología esencial (2015) y Lo que el pájaro bebe en la fuente y no es el agua. Poesía Reunida 2004-2020 (2022).
No existe el infinito
No existe el infinito:
el infinito es la sorpresa de los límites.
Alguien constata su impotencia
y luego la prolonga más allá de la imagen, en la idea,
y nace el infinito.
El infinito es el dolor
de la razón que asalta nuestro cuerpo.
No existe el infinito, pero sí el instante:
abierto, atemporal, intenso, dilatado, sólido;
en él un gesto se hace eterno.
Un gesto es un trayecto y una trayectoria,
un estuario, un delta de cuerpos que confluyen,
más que trayecto un punto, un estallido,
un gesto no es inicio ni término de nada,
no hay voluntad en el gesto, sino impacto;
un gesto no se hace: acontece.
Y cuando algo acontece no hay escapatoria:
toda mirada tiene lugar en el destello,
toda voz es un signo, toda palabra forma
parte del mismo texto.
Se hizo de noche al mediodía
Se hizo de noche al mediodía.
No pude respirar.
Tanto metal entre la carne,
aquel sabor a cieno
y sobre todo
el corazón oblicuo, sí, eso es,
el corazón oblicuo.
Como las tejas de un tejado,
resbalando.
El viento arriba
(había viento, sí, un viento suave).
Pero ya terminó. Una sombra
no hace la noche entera.
Volvamos cada uno a lo que nos distingue:
esa historia concreta, personal
que nos mantiene a salvo -mientras tanto.
Una sombra no hace la noche entera
-¿o sí la hace?
Axis mundi
Desciendo
desciendo al cuerpo y veo
la lombriz de mi espíritu
alojada en mi vientre.
Subo, subo en espiral
hacia el motor del mundo
huyendo
huyendo del mareo
del mal de ser sola
tan sola entre las vísceras
subo al latido
me alojo
en su arritmia y descubro
mi rostro de lombriz
adherida a las válvulas
y asciendo
sigo ascendiendo en busca
de una razón que diera
sentido a mi existencia
me deslizo en la tráquea
bloqueo las palabras
asciendo
resbalo. Hay un agua
viscosa tras los ojos
resbalo y se me pegan
imágenes de un mundo
apenas insinuado
asciendo y al llegar
a la cúpula descubro
que sus paredes lisas
transparentes, vacías
tienen la textura
carnosa de mi vientre.
He bajado al espíritu
he subido al instinto.
La misma lombriz tensa
el eje que mantiene
erguida mi cintura.
El nombre que le ponga
ahora será el tuyo
pero su nombre es el
de aquellos que he amado
de aquellos que amaré
es todos y ninguno
el eje que mantiene
erguida mi cintura
me previene de ti
te crea a mi medida
y asume el reto
de ser muchos
de ser tantos
que da la impresión
que no cabrá mi espíritu
adentro de este cuerpo
que no cabrá este cuerpo
adentro de mi espíritu
por eso muero un poco
cada vez que te nombro
y sin nombrarte apenas
alcanzo a definirme.
Mi vientre es quien pronuncia
las sílabas secretas
que se inscriben arriba
en la cúpula.
Mi existencia es señal
de un fuego
que arde eternamente
en sí mismo.
Anduve por el dorso de tu mano, confiada?
Anduve por el dorso de tu mano, confiada,
como quien anda en las colinas
seguro de que el viento existe,
de que la tierra es firme,
de la repetición eterna de las cosas.
Mas de repente tembló el universo:
llevaste la mano a tus labios
y bostezando abriste la noche
como una gruta cálida.
Llevabas diez mil siglos despertando
y el fuego ardía impaciente en tu boca.
Iniciación
Estoy creciendo de la nada.
Mis ojos tantean
la claridad difusa
mis manos
se posan y tantean
abro agujeros
mi cuerpo agujeros
en el cielo agujeros
tanteo las estrellas
agujeros que llueven
y es dolor
y el dolor penetra
mi cuerpo tantea
el dolor tal vez
el gozo
indaga
descubre el mí
mi boca dice
vuelvo sobre mí
misma y tanteo
¡es tanta la ceguera!
cierro los ojos
lo cierro todo
y de repente me abro
veo
veo lo que no hay
veo
estoy creciendo de la nada.
Maillard reflexiona sobre la filosofía y el poema y apunta: (a la filosofía) ??La descubrí a los 14 años. Ahí dejé de leer novelas. Había leído muchas, y cuando topé con Platón me puse a escribir un diálogo platónico. Me abrumó el descubrimiento de cómo razonar y llegar a conclusiones; eso era para mí un gran misterio y una cosa muy placentera poder ir descubriendo, frase tras frase, lingüísticamente, llegar de las premisas a una conclusión.
Era el tiempo de la adolescencia. Pero a los 15 años me puse a cantar, descubrí la poesía. Empecé a leer mucha poesía. Las dos cosas no se pueden mezclar. Me lo dijo un profesor de filosofía. Cuando hablamos de pensamiento es más amplio que lo que llamamos filosofía. Tiene su historia, su estructura y se han pensado ciertas cosas, pero la mayoría no. Cosas que parecen importantes, pero tenían que ver más con conceptos que con otras cosas contra las cuales empecé a escribir. El pensamiento es algo más. No se puede decir que el poema no tiene pensamiento, sería absurdo.?
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