Martes 12 de septiembre de 2023

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El tema es extraordinariamente sensible pues sugeriría un enfrentamiento de prioridad entre la seguridad de la persona y sus libertades fundamentales. No es así, debido a que ambas situaciones son determinantes para todo individuo y se debe sopesar con inteligibilidad cada evento de tal manera que ambos conceptos puedan ser comprendidos sin fisuras, racionalmente y ausencia de interpretaciones sesgadas.
Lo que sucede actualmente en el mundo con la pandemia y la pos pandemia, es una experiencia inédita para las generaciones que hoy habitamos en este planeta y la conclusión irrefutable es que no estábamos preparados para afrontarla con éxito y sin millones de muertos.
En este estado de excepción sanitaria la seguridad es prioridad pues preservar la vida de todo ciudadano sin excepción de rango es obligación fundamental de cada Estado. Considerable cantidad de ciudadanos del mundo asumieron contra esta seguridad que impone todo Estado en lo atinente a las medidas de protección y confinamiento, una posición de negación de la pandemia y amenazaron con violencia destronar las medidas de protección, exigiendo con acciones de hecho el retorno inmediato a la normalidad en todas las actividades, argumentando la ??inexistencia de la pandemia.?
Esta expansión continua del estado de seguridad desvela que la multiplicidad de leyes y reformas aprobadas vertiginosamente están desestabilizando las libertades fundamentales; estas no se desestabilizan cuando se imponen por los funcionarios de un Estado que obran de buena fe, pues también su vida está en peligro, medidas de prevención y confinamiento estricto, naturalmente desagradables para las poblaciones, pero necesarias y de obediencia racional.
Entonces, surge la necesaria pregunta ¿Cuál de las dos ostenta la preeminencia? Sin duda, en ese momento de apogeo de la pandemia, las medidas de seguridad eran para preservar la vida de todos y las libertades fundamentales permanecen intocables, solo que no tienen prioridad ante un estado mundial de pandemia, que situaron a las poblaciones entre la vida y la muerte.