Hogar Zelada la esperanza de los adolescentes para enfrentar la vida

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Una vieja campana ubicada en medio del patio marca el ritmo y los días de los 18 adolescentes internados en el Hogar �??Manuel Alberto Zelada�?�, un centro de acogida ubicado en el centro de la ciudad y que sobrepasa los 80 años, cuyos orígenes se remontan a las secuelas que dejó la Guerra del Chaco (1932-1935).

Fue en la década del 40 del siglo pasado que comenzó a acoger a los adolescentes, entre ellos, huérfanos o personas menores que pagaron las consecuencias de un hogar mal formado, irresponsabilidad paterna o materna.

En el hogar, los internos que se alojan solo lo pueden hacer con la autorización de un juez, como informó ayer su administrador Constantino Ramírez Huanaco, cuyas edades deben oscilar entre los 12 a 18 años y todos deben ser varones.

ATENCI�?N

Los adolescentes en el centro reciben atención integral, salud, alimentación, educación, ayuda psicológica, entre otros. A principios de este año, eran 12 los integrantes del hogar, pero hasta julio reciente, el número creció a 18, llegando casi a su capacidad de albergue.

�??Ellos tienen que desenvolverse solos y también trabajar para que sean independientes, porque una vez que cumplan los 18 años, tienen que incorporarse a la sociedad, por eso nosotros trabajamos en terapias ocupacionales en ramas técnicas�?�, aseguró.

Asimismo, se hace una reinserción a una familia ampliada o comunitaria y seguimiento después de su egreso.

APOYO

Si bien el hogar tiene lo necesario para su funcionamiento, se necesita el apoyo de organizaciones sociales, con actividades fuera de lo planificado en dicho centro, a fin que los adolescentes también se sientan importantes y no estén abandonados por la indiferencia de la sociedad.

�??Hace años trabajamos con ONG o Save The Children para la capacitación de los adolescentes. Sabemos que hay otras organizaciones y estamos gestionando para que puedan capacitar a los chicos o realizar otras actividades�?�, dijo.

Por otro lado, se tiene un cuerpo técnico integrado por una trabajadora social y una psicóloga, quienes se encargan de realizar algunas terapias o labores, para que los internos estén como en familia. Muchas veces se logra cambiar el temperamento de los habitantes del hogar, pero en otras se debe trabajar mucho para este objetivo.

�??Esto es como una familia para ellos, tienen que apoyarse como hermanos. Vivimos en familia, compartimos el desayuno, el almuerzo, la cena, conocemos a los adolescentes en su felicidad, en sus tristezas y prácticamente para nosotros son como nuestros hijos, nos encariñamos con esta población y cuando se van, nos ponemos tristes, porque es como si un miembro de la familia se fuera�?�, contó.

NOSTALGIA

Hace algún tiempo en el Hogar Zelada se producían panetones, principalmente para la época de la Navidad, sin embargo, ahora el horno o la estructura donde nacían esos manjares es solo un recuerdo. La cancha del hogar aún está intacta, pero se nota que los años no pasaron en vano por el concreto, pese a tener un tinglado que protege de los rayos solares.

Hay en algún momento del año, un tiempo especial, y es cuando se reencuentran los que alguna vez le dieron vida al Hogar Zelada, abrazos y llanto por albergar en sus corazones el recuerdo de lo que en un determinado momento de su vida, fue su casa y muchos de ellos, expresan su agradecimiento, porque los sacó del pozo donde se encontraban, para encaminar sus vidas, tener una profesional y aportar con su fuerza de trabajo, el destino de una sociedad, que tanto los necesita.

Fuente: LA PATRIA