Warning: inet_pton(): Unrecognized address in /home/lapatri2/public_html/wp-content/plugins/wordfence/vendor/wordfence/wf-waf/src/lib/utils.php on line 28
Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Pasaje a la nostalgia, una novela de amor de esas que ya no se escriben - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Pasaje a la nostalgia, una novela de amor de esas que ya no se escriben
30 jul 2023
Carlos Decker-Molina
¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...
La genuina empatía con las mujeres de Marie-Henri Beyle, más conocido por su pseudónimo Stendhal, causó el interés de Simone de Beauvoir que lo cita en su famoso libro El segundo sexo. Stendhal es el que dice: ??El amor es una flor que crece junto al abismo? Es una frase que bien sintetiza la novela de Andrés Canedo titulada Pasaje a la nostalgia (Editorial Kipus).
Es muy difícil definir lo que es el amor, por eso pienso que la mejor manera de hacerlo es escribir una poesía o una novela. Además, hoy, los jóvenes no saben lo que fue el amor para los filósofos y religiosos. O, para sus abuelos. Ese amor místico vinculado a dios que se reproducía en esos personajes de los poemas como el Seminarista de los ojos negros de Miguel Ramos Carrión:
??Cuando en ella fija sus ojos abiertos
con vivas y audaces miradas de fuego,
parece decirle: -¡Te quiero!, ¡te quiero!,
¡Yo no he de ser cura, yo no puedo serlo!
¡Si yo no soy tuyo, me muero, me muero!
A la niña entonces se le oprime el pecho,
la labor suspende y olvida los rezos,
y ya vive solo en su pensamiento
el seminarista de los ojos negros?.
La novela de Canedo no es solo la nostalgia del amor de Carlos por Mariana, es la historia de un joven que cuando niño recorre de la mano de sus padres y, le tiemblan las piernas, cuando en Tartagal su madre la pregunta:
¿A dónde vas Carlos?
A soñar mamá ??responde el niño.
En algún lugar de la novela la voz narradora que es la de Carlos, ya adulto, se pregunta. ¿Será que uno puede viajar al interior de sí mismo y encontrar al que era antes?
La respuesta está en las casi 300 páginas del libro que no solo cuenta la historia de Carlos, de ese joven estudiante, de sus amores, sobre todo los que terminan en una cama de un hotel-alojamiento sino es la historia de una generación prisionera de la Guerra Fría que tenía que ser militante sí o sí. Y, tal vez poeta, intelectual que en la novela acudía a la peña literaria Nicolas Guillén, como los que íbamos a Nayra en La Paz o al Ateniense en Oruro.
Es la novela de una juventud que fue libresca, buscaba la racionalidad, pero tampoco podía dejar atrás el ramalazo feudal del amor platónico:
??No creo que esos pobres sacerdotes persigan castigar únicamente mis enamoramientos ni los pequeños connatos de rebeldía de los que participo con los compañeros, sino que siento que les molestan algunas ideas que voy incorporando de las lecturas, y que, a veces, cuando las suelto en las clases con toda mala intención, ponen de manifiesto sus temores y su mediocridad?.
Esa juventud de la que narra Canedo era hambrienta por saber, quería ser intelectual, aunque sea a remedos; la ignorancia estaba en la otra orilla, en la conservadora, religiosa/pechoña y lo feudal. Y? el sexo estaba también en la orilla oculta del pecado.
El feminismo de ese entonces luchaba por la libertad sexual, la aparición de la ??pastilla anticonceptiva? fue un triunfo no revelado, porque se seguía la norma ilegal evitando ese tristemente famoso ??el qué dirán? y se compraba de contrabando o por medio de amigas casadas.
Hay un pasaje en la novela, Carlos es encerrado en un ropero para evitar que padre el de su novia lo vea en casa. Carlos llegó a la casona de la mano de la novia y la mirada ciega de la madre. Es que había madres que querían que sus hijas sean menos mojigatas, quizá no la mayoría, porque esta ?? la mayoría ?? cumplía su rol de sojuzgada por un padre macho y autoritario y reproducía sus insatisfacciones castigando a la hija.
Cuando dialogo con Andrés (vía e-mails) le pregunto si su novela es autobiográfica. ??Sí, es también un homenaje a mis amigos y algún otro amor (Graciela)?, pero, el amor desgarrador es el de Carlos y Mariana.
Mi generación ha tenido una Mariana que, por esos misterios, quedó por el camino de la vida si no olvidada, relegada al recuerdo, ??al buen recuerdo?.
La novela es una reivindicación a lo que Canedo llamada ??el amor verdadero?, espacios y acciones rituales de un mundo poblado por mujeres y hombres que se encontraban en espacios especiales que llevaban casi siempre a la separación. Me recuerda a Baudrillard ??Y? el ritual es del orden de la seducción. El amor surge de la destrucción de las formas rituales, de su liberación?
Hoy la juventud es protagonista de la muerte de Eros por eso la novela de Canedo será apreciada por aquellos que fuimos jóvenes en momentos de gran transición ideológica y sexual. Juventud que vociferaba: ¡Pide lo imposible!
La sociedad de hoy, la del cansancio y la del rendimiento, sustituye el eros por la simple y llana sexualidad que, a veces se vuelve pornográfica.
La actual y supuesta racionalidad del amor impulsa al silencio y la muerte de Eros, todo se resuelve en un ??date ciego? convocado por la Red donde lo que se persigue no es el descubrimiento de las partes ocultas sino la convergencia de billeteras y el diálogo de intereses subalternos.
Por todo esto la novela Pasaje a la nostalgia parece vieja, de ayer, pero, no, es una novela que nos recuerda a Pascal porque el amor fue, es y debe seguir siendo ??La razón de la sinrazón?.
El 20 de septiembre de 1968, Mariana le escribe a Carlos:
??Inesperadamente hoy, me rendí ante la soledad y me eché a llorar así, exactamente como lo estoy haciendo. Te amo, eso ya lo sé y lo supe siempre. El saberlo, el sentirlo, unas veces me hizo feliz, otras, infeliz. Mil veces me he sorprendido por mi capacidad de amar, como mil veces por mi capacidad de suicidarme a diario para que mi destino se transforme en un ladrillo del tuyo. Eso es lo que te ofrecí, eso que te di y lo que volveré a darte muchas veces. Pero estoy paralizada por esperarte, por solamente esperarte así, encerrada, sin hacer nada para mí. Por eso y porque no estás aquí para ayudarme a pensar de otra manera, lloro?.
Leo y releo esa carta y me pregunto si hoy alguien escribe así. La respuesta es un largo silencio. Las cartas de amor han muerto tragadas por la boca bulliciosa de la Red.
Mariana en la novela y también en la realidad vivía en Bolivia y hacia teatro del bueno y por eso escribía carta a Carlos.
La novela Pasaje a la nostalgia es la nostalgia por un tiempo que no volverá. Un tiempo en que el amor, la política, la poesía, el teatro, las consignas y el sexo dormían en el mismo lecho.
La novela de Andrés Canedo me dolió como duele el recuerdo. Su lenguaje fue también mío no solo porque yo también viví en la Argentina y viví a imagen de una revolución, fui parte de ella, me enamoré hasta el cansancio, sufrí y al leer la novela volví a sufrir. Las palabras de Mariana siguen sonando en mis oídos:
??? aquí me rebelo, porque el presente sabemos que existe ? sin embargo, al futuro, al porvenir no sé si llegaré. Tal vez antes, en medio del camino me desintegre. Por todo ello, por mí, por nosotros, por este sacrificio y por todo lo desperdiciado, es que esta noche lloro y me cierro en mí misma?.
Pasaje a la nostalgia, editorial Kipus, de Andrés Canedo debe ser leída no solo para aprender lo que fue una época sino por su calidad humana y su buen lenguaje dramático que a veces se parece al teatral.
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.