Domingo 16 de julio de 2023
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Editorial y opiniones
EDITORIAL
La tea que dejo encendida nadie la podrá apagar
16 jul 2023
Un paceño aguerrido, luchador, trabajador, sin importarle la topografía en la que se desenvuelve. Una cultura híbrida entre lo europeo, mestizo combinado con lo nativo, la cultura aymara, hechos que los enriquecen, porque aprovechan todas las oportunidades para sobresalir y pelear por su progreso
El 16 de julio de 1809, Nuestra Señora de La Paz, vivió un momento histórico que contribuyó a la Guerra de la Independencia de Bolivia que duró 15 años. Los patriotas como se denominaban en ese entonces, opositores a la Corona Española por la dominación que impusieron desde su llegada a esta parte del territorio, lograron alzarse en contra para conquistar la tan ansiada libertad.
Ese día se realizaba la Fiesta de la Virgen del Carmen; los españoles muy fieles de la Iglesia Católica celebraban aquella fecha, aprovechada por los mestizos, criollos e indígenas para llevar adelante el plan de sublevación.
Un discurso marcó aquella epopeya: ??La tea que dejo encendida, nadie la podrá apagar?, palabras sencillas con un trasfondo que perdura hasta esta época, aunque la verdadera historia señala que no fue una tea, sino una vela, sin embargo, los historiadores románticos le dieron esa connotación para hacerla majestuosa.
Vela o tea, la fuerza de los paceños se hizo evidente con el discurso de Pedro Domingo Murillo, quien pronunció esas palabras, antes de ir a la horca, luego de la revuelta de aquel histórico 16 de Julio.
Y como no podría ser de otra manera, los españoles fieles a su estilo, no solo colgaron a Murillo, sino que después le cortaron la cabeza y lo llevaron a lo más alto de las serranías, como una advertencia para aquel que intente sublevarse. Este sitio donde se colocó la cabeza de Murillo, en la actualidad se denomina Faro Murillo.