La violencia en las escuelas

Cuando se escuchaba sobre tiroteos y otros actos de violencia en escuelas de Estados Unidos, parecía una realidad muy lejana a lo que se vivía en Bolivia, sin embargo, aunque no son exactamente tiroteos, hoy por hoy se están presentando casos de violencia que dejan consternada a la sociedad, y lo más llamativo de estos casos viene de la mano de sus protagonistas.

Un niño cuya edad lo coloca en la pubertad, atacó a una pequeña de seis años en su propia escuela y la apuñala, días más tarde ella falleció como consecuencia de las heridas, el hecho ocurrió en Santa Cruz, y consternó a todo el país, realmente un caso insólito en una sociedad como la boliviana.

Estos casos sorprenden por la edad de quienes cometen los ilícitos y por la violencia que los acompaña, y nos lleva a preguntarnos ¿qué está ocurriendo con nuestra niñez?, quizás la respuesta clásica es que están influenciados por la televisión, pero esto no sólo tiene su origen en los programas televisivos qué presencian, pues los niños están expuestos a la violencia en sus propios hogares.

No hay una crisis de valores, como se suele decir, sino que se ha hecho una campaña feroz contra lo que antes se consideraba correcto y ahora se percibe como obsoleto y absolutista, hay corrientes qué atacan instituciones como la familia, que es el núcleo de la sociedad, que ha entrado en una especie de letargo o de miedo, que nadie se anima a decir nada.

Además, que si se dice algo, se toma como odio, discriminación y hasta oscurantismo, pero hay corrientes nuevas de pensamiento que quieren imponerse basándose en la victimización y en el señalamiento a quienes piensan diferente, apelan a la intolerancia siendo intolerantes contra quienes no comparten su ideología.

Es como acusar a los demás de ser discriminadores cuando es uno mismo quien se aísla, es pretender que todos sean diferentes y negarse a comenzar por cambiar uno mismo.

Otro aspecto a tomar en cuenta es que, además, todo esto no pasa a puertas cerradas como antes, sino que la intimidad de los hogares sale a la luz pública a través de las redes sociales, y los niños están expuestos a todo eso porque para algunos padres es más cómodo pasarles el móvil para que se distraigan y los «dejen en paz».

Con la idea de que los hijos deben vivir lo que de chicos no pudieron los padres, permiten ciertas circunstancias que sobrepasan los límites de la decencia, la cordura y las buenas costumbres, y otro tanto creció con todo lo que deseaban sin importar el esfuerzo que significaba tenerlo, y tienen escasa tolerancia a la frustración, y están criando a sus hijos con el fruto de la crianza que recibieron.

Se tiene que recuperar la cordura, cambiar la escala de valores y apostar por la vida antes que por la muerte, por el amor antes que por la violencia, por el servicio antes que por la individualidad y el egoísmo.