Una asamblea que brinda trato inhumano

La representante oficial de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia, APDHB, cumplió 27 días de vigilia a las afueras de la institución que representa, ante la toma ilegal de las oficinas de esa entidad, y quién se arroga ahora la representación de dicha institución brinda a la activista de 84 años de edad, un trato inhumano.

La activista Amparo Carvajal, presidente de la APDHB, fue acusada, sin pruebas, de lavado de dinero, y llegó el representante afín al Movimiento Al Socialismo, MAS, Edgar Salazar, para instalarse en la Asamblea y reclamar el puesto que ocupaba Carvajal.

La activista presentó la denuncia el 2 de junio contra Edgar Salazar, dirigente afín al Movimiento Al Socialismo (MAS), después de que ingresara al edificio sin orden judicial, pero en lugar de apoyarla, la Policía defendió a los invasores del predio y nadie creyó en la palabra de la mujer que ha luchado por años por los derechos humanos.

Carvajal se indignó ante la determinación de la Fiscalía, de desestimar su denuncia por dicha toma ilegal, y señaló que hará vigilia hasta que se le haga justicia o muera en el intento. Estoy con las manos limpias y toda la gente es testigo de lo que pasó en esa primera ocupación. Voy a continuar con mi vigilia hasta morir, declaró.

Salazar aseguró ser el representante legítimo de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos, por lo que cree que no hizo nada incorrecto al ingresar a la fuerza a las oficinas de la Asamblea, por lo contrario hizo acusaciones contra la activista, aunque no presentó pruebas.

Carvajal por su parte criticó que se considere atípico un ingreso forzado sin respaldo legal y señaló entonces, cualquier persona puede ingresar por la fuerza a cualquier oficina o lugar de trabajo y decir esta oficina me pertenece, eso es lo que está legalizando el Ministerio Público con esta resolución.

La vigilia de la activista cumplió 27 días, en pleno invierno y con este frío, considerando la edad avanzada de Carvajal, es inhumano que no se quiera al menos intentar solucionar la situación que atraviesa esta entidad, si Salazar se considera un defensor de los derechos humanos, no debería dejar las cosas sin solución.

Lo mínimo que podría hacer, no como Edgar Salazar, sino como representante de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos, ya que alguien que ocupe un puesto similar, sin importar sus diferencias ideológicas, debe ser empático y buscar soluciones rápidamente, sobre todo por las condiciones en que ella está haciendo la vigilia.

De persistir esa actitud negativa de parte del señor Salazar, en lugar de Asamblea Permanente de Derechos Humanos, se convertirá en una Asamblea de los Derechos Inhumanos, lo cual no habla bien de su representante.