Jueves 29 de junio de 2023

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Editorial y opiniones
BUSCANDO LA VERDAD
El contraband ¿Es bueno? ¿Es malo? ¿Qué opina Ud?
29 jun 2023
Por: Gary Antonio Rodríguez Álvarez
El contrabando de importación ha tomado carta de ciudadanía en Bolivia, es triste decirlo, pero todo indica que es así, dadas las astronómicas cifras estimadas. Un estudio de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB) presentado en 2016 daba cuenta, por aquel entonces, que el contrabando ascendía a 2.230 millones de dólares anuales, sin embargo, hoy se habla de un monto sustancialmente mayor. La Cámara Nacional de Industrias (CNI) afirmó en un reciente seminario internacional, que la internación ilegal de productos al país subió a la friolera de 3.331 millones de dólares (??Sin control; el contrabando crece el doble que la economía nacional?, EL DEBER, 16.06.2023).
Las continuas devaluaciones y depreciaciones en países limítrofes; el bajo costo del dólar en Bolivia, producto del tipo de cambio fijo desde 2011; mercados saturados y la falta de una mayor asertividad en la lucha anti-contrabando, habían llevado a algunas instituciones privadas a sostener que el volumen de dicha actividad iba en constante aumento en los últimos años, preocupación constatable en el día a día, por el hecho de estar atestados de mercancías de contrabando de toda índole, desde los afamados ??autos chutos? hasta productos electrónicos de línea blanca y línea negra; desde confecciones textiles hasta calzados; ni qué decir de las bebidas, cigarrillos, manufacturas de madera, medicamentos, alimentos y hasta voluminosas cargas de granos, pasando todo ello a constituir una feroz e ilegal competencia contra la producción agropecuaria y la industria, así como a las empresas que están en la importación y el comercio legalmente establecidos.
Hay quienes sostienen que el contrabando tiene que ver con la pobreza y la falta de empleo, sin embargo, tal razón no puede ser aceptada para justificarlo o ser permisivo, p. ej., para el caso de la comercialización de ropa extranjera usada, cuya importación y venta está prohibida por dos Decretos, al tratarse de una actividad al margen de la norma, por tanto, no debería estar permitida. Los confeccionistas no pueden entender cómo se permite su libre expendio, cuando se sabe de la prohibición, de ahí que nadie debería reclamar si se la decomisara, al ser mercadería contrabandeada que quita mercado a la industria y a los talleres de confección, y resta empleos a los bolivianos. Al ser una ropa contrabandeada, tal vez rescatada de enfermos en el país de origen, sin certificación sanitaria, ignorante de ello, la gente apuesta por el bajo precio y vestir fashion.
El contrabando evade el pago de tributos de importación que vendrían muy bien a las arcas del Estado -más de 900 millones de dólares/año, según la CNI- mientras que quienes producen, importan y comercian legalmente, deben pagar los impuestos de ley.