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La poesía de Flavia Lima - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
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Domingo 25 de junio de 2023

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Cultural El Duende

La poesía de Flavia Lima

25 jun 2023

C. J. Kanahuaty

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De un tiempo a esta parte es parte de la tradición en la creación artística realizar dos gestos: el primero tiene que ver con un espíritu retro de lo estético donde el proceso queda expuesto dentro de la obra para que el espectador pueda ver a dónde quiso ir el artista y cuáles, en definitiva, son sus fallos, derivas, dudas y quiebres. El otro aspecto tiene que ver con la formulación teórica del proyecto artístico que también necesita ser expuesto para que el espectador, en tanto lector haga suyo el ideario de trabajo del artista y pueda comprender lo que este deseó transmitir. En ese sentido, la obra de arte queda vacía sin su suporte teórico y analítico. Pero también se ve realzada por la secuencia que va de lo absolutamente abstracto a lo específicamente emocional y personal.

Tanto la pintura, la instalación como toma del museo para presentar una muestra o un libro de poemas no son sino, bajo esta escuela, resultados de procesos de larga intervención en la sociedad. Así, la posibilidad de creación no es jugada sólo en el campo de lo estético, sino que su objetivo es apuntar un discurso que sea también político.

Este quiebre tiene que ver con lo que Pierre Bourdieu llamo ??autonomía relativa del arte? en su ya esencial libro, Las reglas del arte, en el que tras analizar La educación sentimental de Flaubert establece que es desde la publicación de ese libro que no sólo la novela empieza a modernizarse sino que se genera en su imaginación un campo delimitado donde todo lo que se encuentra en juego obedece a reglas propias de la ficción, el estilo, la creación del tiempo, la representación social y la crítica a la burguesía. Todo esto bajo un enfoque sociológico que no intenta sentar juicios de valor, sino, entender procedimientos creativos en distintos periodos de la historia.

Así, una continuación de esta razón teórica que asimila el hecho artístico se halla en los trabajos de Beatriz Paul Preciado, que piensa y reorganiza los materiales de la teoría para introducirlos en la ficción y en la crónica que va elaborando con la intención de intervenir públicamente en el debate sobre los cuerpos. Como ella, Cristina Morales, con su célebre, Lectura fácil, genera una narrativa en la que el soporte de lo que se narra, no es la discusión sobre el feminismo y la militancia y la disolución de la posibilidad del amor romántico. Al contrario, lo que sucede en la novela, es una manifestación de una puesta en escena de una escritura que retoma el procedimiento de lectura fácil, para personas con capacidades especiales, en donde la trama se va desenvolviendo en más y más explicaciones, donde cada acción remite a un concepto y cada concepto a su propia génesis y genealogía.

Y es importante llamar la atención sobre estos documentos de cultura, porque es sobre estos cimientos en los que se hace la poesía de Flavia Lima.

Polímeros Queer (Ed. 3600), Panfletaria (Ed. Autodeterminación), son dos de los libros que imponen en su lectura un procedimiento que bebe de estas tradiciones y trayectorias. No es casual a estas alturas que el cuerpo sea el protagonista, pero junto al cuerpo hay una voz. Y no es necesariamente una voz poética.

Es más bien, la construcción de una voz que abarca el mundo en tanto horizonte a ser nombrado una vez bajo el prisma de la historia. Entonces no es un extrañamiento. Es un reconocimiento. O mejor, una desacralización. Se rompen los mitos sin evitar la creación de otros. Esto es inevitable porque si se rompe un mito, el espacio no puede quedar ni en blanco ni vacío. Necesita ser llenado con nuevas reglas. Y esas reglas son las que hacen del texto un instrumento tanto para el juego como el reconocimiento, para el goce como para la denuncia, para la afirmación del yo autoral como para dialogar desde el margen y también para hacer de las palabras una secuencia de imágenes como para identificar ritmos y cadencias que pueden ser eróticas como crueles.

Los libros parecen estar escritos desde la necesidad de manifestar una voz que necesita ir de lo poético al testimonio, del testimonio al panfleto y de éste a la proclama y de ella, a la prosa poética, para terminar con un juego en el que las palabras parecen no necesitarse sino a través de su sonido despojado de sentido o significado.

Y aunque aquello es una ilusión, los libros se presentan en primera instancia como instrumentos de búsqueda y captura de una experiencia vital que anida en todos los poros del cuerpo en los que es necesario decir a callar o gozar a olvidar. Y aunque la melancolía casi no tiene razón de ser en los libros de Lima, lo que sí hay es una fuerte sensación de irrealidad. Lo que se lee no se corresponde con el mundo de los vivos. No hay una representación fiel. El verosímil de tan radical ha caído en la presencia de un mundo autónomo donde lo real, lo deseable y lo anterior se unen bajo una misma posibilidad. La posibilidad del lenguaje. Mientras Lima, coloca un manifiesto como prólogo al libro y otro documento teórico al final, y en el medio hay poesía, lo que dicta es que la realidad al ser nombrada ya es otra y todo acto es performático porque está envuelto en el puro lenguaje de la significación. Todo es político dentro del horizonte que lo plural de la escritura demanda. Ninguna escritura está viva si no halla su propia sintaxis ni su propia referencia.

Así, Lima coloca el lenguaje en primer plano porque lo suyo es la puesta en escena de unas formas del cuerpo siempre en fuga, siempre en transición. El texto, por ello no es sólo una cosa, son varias a la vez. Esa postura es consecuente con el dictado del espejo que en la autora coloca cada verso como fisura, línea y arruga de la piel. No es una escritura del cuerpo, es una escritura con el cuerpo. La diferencia radica en que no se escribe para nombrar. Se escribe desde el nombre. El gesto es valiente porque hay desnudez y el lenguaje, se revela insuficiente por ello, lenguaje académico, poético, testimonial, biográfico, se hacen uno.

El trabajo poético de Flavia Lima es un trabajo de arte contemporáneo y es una puesta en escena y por ello, es también una poética de la vanguardia, que sin desearlo actualiza el pasado, y lo presenta como nuevo para revivir la experiencia de la experimentación como fundamento de la captura de un sentido que, en términos políticos, la poesía no tiene presente en ciertos espacios literarios. Y, sin embargo, Lima indica que se debe romper para construir y de las partes un nuevo discurso emergerá para colocar a la voz del cuerpo, enfrente del texto para que viva en él y que quien quiera puede detenerse a observar el paisaje que plasma con la escena de una transformación.

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