Domingo 25 de junio de 2023
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La contraposición entre mestizaje e indianismo oculta fenómenos del más diverso tipo, que habitualmente no son nombrados claramente, como los juegos del poder y las necesidades que tiene todo régimen de manipular, aunque sea parcialmente, a la opinión pública. Los distintos grupos étnico-culturales, entre ellos los indígenas, también persiguen tenazmente metas materiales y el dominio sobre recursos de todo tipo, y camuflan estos intereses como la mera recuperación de lo ya poseído y la restauración de la dignidad colectiva mellada por los siglos del colonialismo.
Hoy en día la vida colectiva y privada de los bolivianos está signada por mezclas étnico-culturales de variada índole. Nuestra historia ??como casi cualquier otra?? puede ser vista como una serie interminable de fenómenos de mestizaje y aculturación. Este es, por otra parte, un signo inequívoco de la modernidad, la cual, entre otras cosas, es una actitud abierta al mundo y por ello proclive a aceptar diversas mixturas y contactos de todo tipo, incluida, por supuesto, la esfera familiar, estética y erótica.
La teoría del antimestizaje más importante es la desarrollada por el antropólogo británico Peter Wade (catedrático en Manchester). Esta concepción ha sido adoptada de manera entusiasta en América Latina y repetida innumerables veces por nuestros pensadores, lo que ha llevado a inevitables simplificaciones. Según Wade, la ??ideología nacionalista? del mestizaje habría generado ??un proceso más o menos disfrazado de blanqueamiento?, uno de cuyos resultados centrales sería el ??dominio masculino? en todo el orden social. No solo la tesis del mestizaje como el principal propulsor del machismo, sino también la aseveración de que el mestizaje ha producido en todo tiempo y lugar una ??exclusión racista? detrás de la ??máscara de la inclusión?, constituyen interpretaciones unilaterales, no avaladas por la realidad empírica. Para Peter Wade ??y para la mayoría de sus seguidores?? el mestizaje habría desestabilizado los esencialismos de las comunidades indígenas, es decir: su pureza de sangre y sus insuperables valores premodernos. Esta apología de los esencialismos es a todas luces una ideología profundamente conservadora, disimulada por un lenguaje a la moda postmodernista del día y por una defensa aparente de los explotados y humillados de la historia capitalista. Con el predominio de los mestizos continuaría el detestable colonialismo interno que surgió en la época colonial.
En este ámbito de la simplificación han surgido doctrinas que construyen artificialmente una ??teoría oficial? del mestizaje, como afirman Silvia Rivera Cusicanqui y Javier Sanjinés, teoría que habría sido promovida sistemáticamente por los gobiernos bolivianos a partir de 1952 con la finalidad explícita de destruir o, por lo menos, diluir las identidades indígenas, las verdaderas depositarias de la energía y de la ??esencia? de los pueblos originarios. Esta teoría oficial del mestizaje (nunca comprobada de manera empírico-documental) se asemeja a una caricatura, muy popular y aceptada acríticamente por dilatados sectores de la sociedad boliviana, ya que entonces puede ser fácilmente criticada y rechazada. Sanjinés asevera que el mestizaje constituye ??un espejismo por su lectura ficticia de la realidad?. El ??mestizaje ideal? representaría durante un largo tiempo en Bolivia nada menos que el ??discurso ocular céntrico del poder?. De acuerdo a Sanjinés, para los políticos y literatos no indianistas el mestizaje se transformó en ??el camino de salvación? para el país, lo cual es muy arduo de probar en la compleja realidad boliviana.
Desde esta posición específica la negación de todo mestizaje deja entrever una inclinación conservadora, que anhela mantener la pureza de sangre y la vigencia intacta de las tradiciones que vienen de muy atrás, y que, además, rechaza la apertura a otros modelos culturales y a las combinaciones de etnias y culturas. En este contexto el término conservador quiere indicar la preservación de rutinas que brindan seguridad emocional y el mantenimiento de convenciones que parecen garantizar una identidad colectiva muy valiosa, pero en peligro a causa de la perniciosa modernidad.