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Domingo 27 de mayo de 2012

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Cultural El Duende

Historias mínimas

27 may 2012

Fuente: LA PATRIA

Escondidas entre los pliegues de los días, perviven historias que, por poco decirlas, tienden hacia el olvido. Muy de vez en cuando suele propiciarse algún momento para que tímidamente se asomen a tomar un poco de sol. En los últimos dos meses tuve el privilegio de conocer algunas. Comparto tres de ellas.

París 1

Europa vivía la calma del período de entreguerras. La gran guerra, luego llamada Primera Guerra mundial había pasado y la segunda no llegaba todavía. En un suburbio de París, una bella muchacha se ha comprometido con un apuesto joven. Tras los preparativos (vestido, fiesta, etc.) ella pide como regalo de bodas una bicicleta.

Al salir de la ceremonia la bicicleta la espera reluciente en la puerta, brillando bajo el claro sol veraniego. Jeanne, que así se llamaba la joven, toda vestida de blanco, entrega a alguien el ramo de flores que sostiene, se aparta un poco el velo de la cara y monta. Suena la campañilla y mientras empieza a pedalear dice a todos que dará una vuelta para probarla.

Pero Jeanne pedalea incansable hasta el centro de París. Los motivos no están claros, pero la imagen por fuerza es hermosa. Una novia en una bicicleta roja por las calles de París con la cola del vestido al viento. En cierto momento la muchacha ya no puede más. Está agotada y se detiene a beber algo. Deja la bicicleta y entra al primer café que ve. Es el Closerie des Lilas. Allí está un parroquiano que por la ventana la ha visto llegar pedaleando. Es el joven pintor Férnand Léger. En cuanto la muchacha entra, él se pone de pie y la invita su mesa. Ella acepta entre risas y se sienta. Nunca más se separaron.

París 2

En esa misma época, Claire e Ivan Goll son una célebre pareja en los círculos artísticos parisinos. Para los amigos, ellos formaban parte de la galería de las más famosas parejas de la historia: Dante y Beatriz, Petrarca y Laura…. Así lo recuerda Claire en sus memorias escritas casi medio siglo después y añade: Un día, cuando aún vivíamos en nuestro hotel de citas de Pigalle, una enfermedad me mantuvo en cama. No teníamos un céntimo, ni para llamar a un médico, ni siquiera para comprar comida. Iván bajó a la calle y volvió con dos latas de leche condensada. –Las he robado para ti en una tienda. –Dijo–. ¿Y si te cogen? –dije yo–. En Francia –me dijo– no se condena a los enamorados.

Oruro

Es domingo por la tarde. Converso con un par de amigos en torno a una mesa después del almuerzo. Hay un tercero a quien acabo de conocer. En determinado momento le pregunto si es oriundo de Oruro y él, por toda respuesta me resume su vida en tres frases magistrales. Primera frase: Soy de Huari e hice mi servicio militar en La Paz. Segunda frase: Recién licenciados, volvíamos al pueblo con un camarada quien, al pasar por Oruro me dice: dicen que aquí el carnaval es lindo, nos quedaremos a verlo y mañana nos vamos. Tercera frase: Cuando la que ahora es mi mujer había estado bailando de china supay en la diablada Urus.

Benjamín Chávez

Fuente: LA PATRIA
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