La disminución del número de aves pone en peligro los ecosistemas y la biodiversidad

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Un estudio científico europeo ha cuantificado por primera vez el impacto directo de diversas actividades humanas sobre las aves a escala continental. Los datos recogidos durante casi 40 años muestran una pérdida de casi una cuarta parte del número de aves en este periodo, lo que equivale a la desaparición de unos 20 millones de aves al año en Europa desde 1980, es decir, un total de 800 millones menos.

El trabajo, dirigido por dos científicos del CNRS y un doctorando de la Universidad de Montpellier, contó con la participación de investigadores del Museo Nacional de Historia Natural francés y varios países europeos y se publica en PNAS.

El estudio comparó varias presiones vinculadas a la actividad humana: cambios climáticos, urbanización, superficies forestales y prácticas agrícolas. Así pudieron cuantificar y jerarquizar por primera vez sus efectos sobre las poblaciones de aves. Reunieron el conjunto más completo jamás reunido: 37 años de datos procedentes de 20.000 lugares ecológicos en 28 países europeos para 170 especies diferentes.

La otra presión importante es relacionada con el aumento global en temperatura afectando gravemente a las especies que prefieren temperaturas frías con un descenso del 40% pero también afectando a las especies que prefieren el calor con un descenso del 18%.

El número de aves disminuyó en todo el continente, pero algunos ecosistemas se han visto más afectados que otros. El número de aves forestales ha disminuido un 18%, mientras que en el caso de las aves urbanas y agrícolas la cifra se eleva al 28% y

al 57%, respectivamente.

En Francia, uno de los países con mayor superficie de agricultura intensiva, el número de aves agrícolas y forestales ha disminuido un 43% y un 19%, respectivamente. El número de aves urbanas reproductoras ha aumentado un 9%. Algunas especies han visto disminuir drásticamente sus poblaciones: alrededor del 75% en el caso del gorrión común, el tarabilla común y la bisbita de los prados.

Este declive ilustra el impacto negativo de las actividades humanas sobre todo un grupo de especies con necesidades muy diferentes. Las aves participan en interacciones fundamentales en los ecosistemas como depredación y regulación de otras especies, diseminación de semillas o recursos para otras especies depredadoras. Su desaparición pone en peligro todos los ecosistemas.

Fuente: LA PATRIA