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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 ¿Quién le pone el cascabel al gato? - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
El servicio de transporte público es deficiente en la ciudad
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Por: Práxides Hidalgo Martínez
Si nos remitimos al diccionario de la lengua española, servicio significa servir y, servir: estar al servicio de otro o depender de él. Público: que pertenece a la comunidad.
Por lo tanto, servicio público en el aspecto de transporte debiera entenderse servir a la comunidad para que se traslade de un lugar a otro. Entendiendo también que quienes prestan estos servicios son parte de la comunidad, por lo que todos debiéramos buscar la satisfacción mutua, tanto choferes como usuarios.
Pero, la vivencia que hemos tenido estos días debido a que nuestro vehículo particular tuvo que entrar en mantenimiento, fue un calvario debido a las siguientes circunstancias:
1. Los minibuses tienen asientos muy estrechos lo cual impide seguramente que las personas pasadas de peso no pueden hacer uso de los mismos. La incomodidad es la fatiga durante el recorrido.
2. Las puertas de algunos minibuses no pueden abrirse, lo que requiere un gran esfuerzo, amén que muy raras veces alguien ayuda a abrir o cerrar.
3. El volumen que emana de sus receptores no deja ni conversar y maltrata nuestros oídos, al margen de que las piezas que obligatoriamente debemos escuchar son con mensajes que merecen otro comentario. Además, en competencia con la música de algunos pasajeros que escuchan a través de sus celulares.
4. Choferes que conducen atendiendo al celular, no precisamente llamadas, sino leyendo seguramente algunos mensajes o disfrutando de distracciones animadas. E incluso comiendo, pero no una fruta o un sándwich, sino un plato de comida.
5. El congestionamiento en algunas calles, en especial las más concurridas, pero nada tan patético y desesperante sobre la avenida Brasil desde la calle Murguía hasta la Cochabamba, y la misma avenida desde la calle Ayacucho también hasta la Bolívar. Nos comentaba algún chofer que se tarda entre 30 a 45 minutos en avanzar esas pocas cuadras, por lo cual los pasajeros prefieren bajar en la calle Ayacucho o Murguía para embarcarse en otro minibús desde la Bolívar tanto hacia la zona Norte o Sur, lo que implica el pago de dos pasajes para llegar a destino. También tuvimos que hacer estos embarques.
6. Empero no solo es en ese lugar, sino también en la esquina de la calle Adolfo Mier y La Plata, una fila de minibuses, en muchos casos de la misma línea, dificultando el tránsito de otros vehículos y peatones.
7. En cuanto al servicio de taxis, cobran de acuerdo al humor del conductor, la misma distancia; pocos honestos, 5 Bs.-, pero algunos 8 o hasta 12 Bs.-
8. Al igual que algunos minibuses con puertas que apenas se abren, uno que otro fallando el motor lo cual significa lentitud en el servicio.
9. En cuanto a la contaminación acústica, uno de las fuentes más frecuentes en nuestra ciudad.
10. En relación a las motos, con sus escapes abiertos parece que fuera una competencia quién tiene mayor fuerza, a tal extremo que, si estamos conversando con alguien o preguntando a algún comerciante, no se escucha a una distancia de 30 centímetros.
11. Como la circulación de vehículos es cada día más difícil debido al congestionamiento, el uso desmedido de la bocina, sin tomar en cuenta que por su delante por lo menos están esperando circular unos diez motorizados, piensan que cuanto más alto es el ruido de la bocina por obra y gracia de ella se avanzará.
12. En todo el recorrido que hemos realizado en estos días no hemos visto una autoridad encargada de la circulación vehicular ni y el resguardo peatonal. Tuvimos vivencia de lo que compartimos líneas precedentes como pasajeros, pero es otra historia como conductores de vehículos, ya que es normal que algunos conductores pasen en semáforo rojo, o ganen espacio al filo de la acera u otro coche, no respetan ni las líneas blancas, cebras, como las denominamos. El lema es: quién puede vencer, la distancia, no interesa el cómo.
La conducción de coches viendo el celular o conversando también es una rutina, es raro ver a un conductor que no lo haga.
La obstrucción de las esquinas por algunos conductores impidiendo el paso hacia la dirección que corresponde ya que de lo que se trata es de ??ganar al que está por mi detrás?, no respetando el paso hacia la ruta que corresponde?. El concierto de bocinazos para avanzar cuando no se puede, pues existe una larga espera.
Nos hemos atrevido a compartir estas experiencias que seguramente viven todos los días los ciudadanos que deben usar estos servicios, quizá por eso ya se ??han acostumbrado? y como expresan algunas personas ??así siempre es?, no reclamamos porque ??para qué hacerse de mala sangre?, expresiones que son frecuentes ante tantas irregularidades y atropellos que sufrimos por algunos ciudadanos que no conocen de empatía ni otredad y en total desconocimiento y falta de observancia a las normas que rigen la convivencia.
Empero, surge la interrogante, ¿dónde están nuestras autoridades que deben velar por el bien común, por el ??vivir bien? como se ha acuñado ahora, incluso en la CPE? o ¿ellas no hacen uso de estos servicios porque se movilizan en movilidades institucionales, oficiales o en sus vehículos particulares? Si es así les invitamos a recorrer la ciudad por un solo día en transporte de servicio público.
Se preguntarán y ¿será la primera vez que hizo uso de estos medios? En verdad no, pero no tanta frecuencia como estos días, ya que debido a una dolencia nos movilizamos en nuestro vehículo particular, no por comodidad, sino por necesidad.
Pues, también es agradable subir a un minibús o taxi ya que se puede conversar sobre algunos aspectos que observamos en el recorrido o compartir experiencias, pero sería más agradable si el servicio fuera acorde a lo que significa SERVIR A LOS DEMÁS. Nos interrogábamos ¿dónde están nuestras autoridades?, en especial quienes nos representan en el Concejo Municipal.
Siempre hemos concebido dichos cargos como medios de servicio a nuestra población ya que fue ella quien con su voto les llevó a ocupar esos cargos, ¿no debieran retribuir buscando mejores días para ella?, ¿resguardando el respeto entre ciudadanos y la consideración a la población de manera general? ¿Fiscalizando las áreas que les corresponde? Ah, y ¿de qué se ocupa el control social? ¿Las directivas de las juntas vecinales no tienen también esta responsabilidad?
Sin embargo, no habría necesidad de supervisar ni fiscalizar si tuviéramos una población educada, formada en valores, en principios, sobre todo en el respeto al otro, en la convivencia pacífica, lo hemos afirmado varias veces, lo reiteramos, la calidad educativa es sinónimo de comportamiento ciudadano, ya que no es lo mismo una persona instruida que educada.
Nuevamente la pregunta ¿qué está pasando con nuestro sistema educativo? ¿estamos formando a la persona, al ciudadano? o ¿estamos priorizando solo contenidos?, ellos son importantes, pero deben contribuir a nuestra formación humana. Por eso la pregunta: ¿quién le pone el cascabel al gato?
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