Transcurrían los años 1800 cuando en Bolivia se gestaban los movimientos libertarios, con batallas y rebeliones de los nativos que decididos a enfrentar a la Corona Española luchaban por la ansiada libertad, y precisamente en ese contexto comenzó a escribirse la historia del Día de la Madre.
Cientos de mujeres, valerosas cochabambinas son las protagonistas del génesis de ésta historia, ellas como en todos los casos, del protagonismo anónimo no sabían que su rebeldía iba a dar origen a la celebración del día consagrado al ser más sublime del hogar.
Estas mujeres dieron una muestra de coraje y valentía el 27 de mayo de 1812, cuando el fragor de las rebeliones criollas tocaba a lo que por entonces se conocía como las provincias del Alto Perú. Ellas viendo que sus hombres; sean esposos, padres, hijos o hermanos, fueron masacrados por soldados serviles al yugo español, decidieron sumarse a la acción libertaria y reunidas al mando de Josefa Manuela Gandarillas, se enfrentaron a las fuerzas reales. Con palos y algunos fusiles de la época, pero ante todo con un pleno sentimiento de valentía, empuñaron las armas para defender sus ideales y el honor de los rebeldes que anhelaban la libertad.
Fue la colina conocida como la “Coronilla” hoy colina de San Sebastián, donde las tropas reales al mando de Goyeneche, masacraron a cientos de mujeres, pero pese a la derrota de las valientes guerreras, esta parte de la historia fue escrita con su sangre para conseguir la Independencia de la República.
En otros países el segundo domingo del mes de mayo es dedicado a las madres, pero en Bolivia ésta fecha conmemorativa, por Ley de la República del 8 de mayo de 1927, emitida durante el gobierno de Hernando Siles, quedó instituida el 27 de mayo como un homenaje a la valentía de las heroínas de la Coronilla.
CELEBRACIÓN
Son 85 años que el territorio boliviano tiene lugar ésta celebración, para dedicarla al ser en cuyo honor se componen miles de frases, poesías, canciones e historias.
Es cada 27 de mayo que hombres y mujeres sean adultos o niños, buscan a sus madres para expresar su sentimiento de amor y agradecimiento hacia ese ser que le dio la vida.
Regalos abundan y todos de acuerdo a las posibilidades económicas buscan uno que pueda materializar una fracción del sentimiento hacia su madre. Sin embargo ellas en la inmensidad de su amor filial, esperan el sólo abrazo cálido y sincero de aquel ser que cobijó en el vientre.
Flores, tortas, joyas, adornos, ropa y cuanto objeto pueda ofrecer el mercado del consumismo, no son suficientes, lo dicen muchos hijos, para agradecer a la madre el simple hecho de habernos dado la vida.
Hoy es el día cuando los hijos invadidos de sentimiento buscan a sus madres, ya sea en su hogar para compartir algunos momentos con su mamá o llegar hasta una tumba fría, donde en medio de lágrimas ofrecerán una oración por ese ser al que incluso se compara con un ángel.
El 27 de mayo es el día cuando los niños y niñas, con la mayor inocencia y quizá con el sentimiento de amor más puro buscan a su mamita, para entregarle un regalo comprado con el ahorro de sus recreos o en otros casos recurriendo a un “préstamo” paternal. Ellos orgullosos van de la mano de su madre luego de agasajarla en un encuentro escolar.
Del otro lado están las madres ancianas luciendo los “cabellos de plata”, unas todas elegantes, otras vestidas con modestia, así como aquellas olvidadas en un rincón de su hogar o cobijadas en un hogar de ancianos. En medio de reflexiones y recuerdos, buenos o malos pasarán un día más, pero en todos los casos ellas saben que son los seres benditos y que como mujeres, encontraron en su condición de madres el grado más noble que la humanidad pueda otorgar y Dios las pueda bendecir: Ser Madre.
Fuente: LA PATRIA
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