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Domingo 27 de mayo de 2012

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Revista Dominical

Antes que cunda la tristeza

27 may 2012

Fuente: LA PATRIA

Por: Márcia Batista Ramos - Escritora

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El invierno se adelantó, las noches llegan más temprano y el sol de la amanecida tarda más en despertar… Con el sereno gris, vino un dolor de alma; de esos, que hace llorar a escondidas, silencioso y arrinconado. Parece atisbo de funeral.

Es que las cosas están fallando en todos los espacios.

Muchas madres, con los hijos en los brazos, buscaron ayuda en las puertas de los nosocomios cerrados… La fiebre de demostración de poder, por parte de unos y de otros, es tanta, que rebasa a la cordura. Entonces, del dolor nace la bronca. Los dolores algunas veces pasan; las broncas, normalmente… no, pues, hay veces que se quedan como un nudo en la garganta o un tumor en cualquier parte.

Hombres y mujeres enfermos murieron en los últimos días, por la falta de atención en salud. Es cierto que iban a morir de cualquier manera. Todos mueren. La muerte, un día, segará cada sonrisa. La muerte siempre es la única certeza… La vida, en su eterno devenir, es la única que sorprende a todos.

Pero, últimamente, los que estaban enfermos, murieron por adelantado, por la falta de atención… por la intransigencia de aquellos que gobiernan y que no logran asimilar la diferencia entre el trabajo de un médico y el trabajo de un cargador.

Los días invernales, son más fríos en el altiplano, el cielo azul es la única belleza que nos queda. Pues la inseguridad en el mañana ya está corroyendo mentes y almas; entonces, vemos la vida con una mirada de miedo. Vemos la vida con la idea de que el fin del mundo está a la vuelta de la esquina… Quizás, el único optimismo que queda es el fin en el calendario Maya, con un último día y hora señalados. Sí así fuera, después no habrá nada.

En tanto frío, con tanto miedo, parece que el invierno será largo y que las ramas jamás reverdecerán ni florecerán…

Es que la pobreza está creciendo como moho… y, los que gobiernan se creen eternos y quieren gobernar a la fuerza, en una omisión profana a las necesidades del conjunto de la sociedad. En un manoseo depravado de la sufrida Democracia.

Todo es medio difuso por la neblina invernal; entonces, los estudiantes como si se tratara de un nuevo incendio, también salieron a protestar por las calles. Ellos son la inteligencia de la nación. Ellos son un termómetro vivo de cómo andan las cosas. Y las cosas andan mal.

Son escalofriantes los índices de desempleo, insalubridad y pobreza… Los estudiantes son jóvenes y el camino de su futuro está bloqueado. Ellos saben. Ellos se desesperan y por lo mismo, ellos gritan en las calles, en las frías tardes invernales.

Los que gobiernan tienen la mirada fría como el amanecer, antes de la aurora en los meses de invierno; ellos tratan de distraer a la sociedad repitiendo los chistes que algunos publican en las redes sociales. Quizás, porque ellos piensan que la intangibilidad de los conflictos sociales los hace irreales. Y que la falta de credibilidad de las autoridades hacia los conflictos, disminuye la posibilidad de confrontaciones más extremas.

Ellos, los que gobiernan, piensan de una manera extraña; comparten entre sí una lógica rara. Pareciera que, para ellos, el invierno no existiera.

Se siente que una situación desafortunada merodea cuando el rocío insiste en permanecer.

Para distraernos, abrimos los periódicos y nos enteramos de que los que gobiernan no están solucionando el conflicto del Tipnis, el conflicto de los trabajadores, el conflicto de los médicos, trabajadores de salud y estudiantes de medicina y de enfermería, incluyendo a los estudiantes nutricionistas, tampoco el conflicto de los maestros, sumando al conflicto de los choferes.

No podemos olvidarnos de otros conflictos que merodean en este espectro como: el conflicto de los ayllus, el conflicto regional, el conflicto por las regalías y por el reparto del Impuesto Directo a los Hidrocarburos, el conflicto limítrofe entre departamentos, también los conflictos de la ciudad de El Alto, particularmente, de las juntas de vecinos con el gobierno municipal y el conflicto de los mineros.

Todo se va por la borda, y el invierno no se acaba. En verdad, el invierno se está instalando por adelantado. Aún no era su turno, debía esperar su momento… Peor, está llegando para quedarse…

Las tardes de invierno parecen que traen cargado el olvido. No sé si es el viento, el frío o la bruma. Mas las cortas tardes de invierno, hacen perder la memoria.

Cuando Napoleón hizo la guerra contra un vecino a la vez, salió victorioso. Hitler, estaba conquistando el mundo de país en país… Pero, cuando Napoleón peleó contra dos… perdió la guerra. Por su parte Hitler, se olvidó de las lecciones que Napoleón dejo registradas en la historia y también perdió la guerra, peleándose contra todos. Así es la vida. Hay que aprender de las lecciones que otros dejaron. Aprender del fracaso, aprender del error. Los que no aprenden luchan contra todos y colaboran para que las cosas se compliquen aún más…

El viento frío es denso en esas noches de invierno; quizás, eso hace fallar la memoria… Es tanta la injusticia social. ¡No sé! Pienso que es necesario encender un sol, o decretar que es verano. Pienso que se debe de hacer cualquier cosa antes que cunda la tristeza.

Fuente: LA PATRIA
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