Pederastia encubierta

El perpetrador murió en 2009, a raíz de su fallecimiento, su diario llegó al seno de su familia y fue su sobrino quien decidió romper el silencio porque al leer los relatos del tío se dio cuenta de que el hombre era un pederasta, más de 10 años después salió a la luz pública que Alfonso Pedrajas había abusado a 85 víctimas.

A través del mismo diario, Pedrajas confirma que la Compañía de Jesús, la orden jesuita a la que pertenecía, encubrió sus delitos, por lo que, en la actualidad, cinco provinciales de aquella época fueron suspendidos y tres más de cuando el sacerdote ya había fallecido, para investigar su participación en este asunto.

El fallecido sacerdote pasó por centros educativos de Ecuador, Perú y Bolivia, llegando a ser director en algunos de ellos, su labor hacia el público fue tan importante que ganó el reconocimiento de la comunidad y hasta lo reconocieron por la llamada �??pequeña nueva Bolivia�?�, pero fue en el internado Juan XXIII donde comenzaron los abusos.

En parte de una entrevista difundida por la TikTok, uno de los sacerdotes que conocía a Pedrajas, señaló que ellos sabían de los abusos porque se los contó en secreto de confesión, pero como estaba bajo esa condición ellos no podían decir nada y señaló que tampoco podían hacer nada.

El abuso no se trata de una enfermedad o un impulso sexual irrefrenable, sino que el perpetrador se siente en poder sobre su víctima, y ese abuso del poder que tiene sobre el más débil hace qué lo manifieste en abuso de otro tipo, porque la víctima no puede hacer ni decir nada, es vulnerable.

Y siempre se puede hacer algo, si bien el sacerdote habló bajo secreto de confesión, al menos debieron buscar apartarlo de la orden, enviarlo a otro lugar donde no tuviera contacto con niños en situación de vulnerabilidad.

No son todos, pero los que abusan, además se sirven de su condición de �??religiosos�?� y de que las personas los consideran buenos e incapaces de dañar a otros, para cometer los abusos, lo que los coloca en una posición peor que de delincuentes ya que mienten, se hacen pasar por �??santos�?� y abusan de la vulnerabilidad de los niños, porque tampoco son cualquier menor, sino que se trata de muchachitos en situación de pobreza, muchos de ellos ni siquiera tienen para comer o un lugar donde dormir.

En el caso de Alfonso Pedrajas, ni siquiera se puede hacer justicia para las víctimas de sus abusos, ya que el hombre falleció en 2009, con encerrar a los encubridores no se logrará mucho, pero sí se puede ayudar a los abusados con terapia psicológica, y quizás sí se pueda sentar un precedente para que situaciones como esa sean denunciadas y se detengan la impunidad y por supuesto el abuso.

Que quienes encubren esos abusos sepan que siempre hay algo por hacer a favor de las víctimas, si no pueden denunciar abiertamente, sí pueden detener los abusos y ver que el perpetrador no pueda volver a cometer el delito otra vez.