No descuidar las urgencias del país

En cualquier circunstancia del país, se sostiene que tanto el gobierno como las instituciones controlen permanentemente que no haya problemas o dificultades que alteren la vida nacional. Se sostiene con toda razón que cualquier situación así sea personal de quienes conformamos el país, es cuestión inherente a cada uno y por ello no se puede soslayar nada y la atención de todos debe ser pensamiento y sentimiento general.

Dada la situación de pobreza y subdesarrollo que tenemos, la situación es y debe ser siempre de expectativa para que el concurso de todos pueda ser parte de remedios o soluciones sin descansar en la situación de creer que "el gobierno está para solucionar". Falsa posición porque la realidad es que todos, sin excepción, somos el país y nada podemos relegar a nadie. Mientras sea posible, cada quien con lo que pueda y sólo sienta puede y debe ser parte y responsabilidad de lo que se haga.

Importa mucho evitar problemas y dificultades al país e igualmente debe interesar que las soluciones vayan aparejadas a las virtudes y valores morales y se eviten estelas de corrupción tan propensas a ser parte de la vida de la nación; pero la verdad es que nadie inicia las acciones por no saber qué y cómo hacer. Lo cierto es que todos estamos comprometidos a no cometer los mismos yerros y los existentes suprimirlos sin repetir los mismos errores. La respuesta purificadora y final está, pues, no repetir lo malo que se haya hecho en el pasado y ello implicará tratar de corregir lo que se pueda del pasado.