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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 RasputÃn - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Los visitantes no le dieron mucha importancia y creyeron que estaba alucinando a consecuencia de la fiebre. Luego se marcharon sin encontrar el caballo. Pero algunos lugareños pensaron que podÃa haber algo de cierto en las palabras del adolescente. Y al despuntar la noche persiguieron al sospechoso campesino. De repente entró a una cabaña y luego salió con el caballo robado. Al dÃa siguiente corrió el rumor, en todo el pueblo, que RasputÃn era adivino. Se hizo famoso en su pueblo, y confiado en su reputación comenzó a predecir a diestra y siniestra. Lo cierto es que en aquellos tiempos, los rusos eran muy supersticiosos y se dejaban influir por todo lo mÃstico. La superstición era parte de la vida cotidiana.
El momento más importante en su vida ocurrió a sus 35 años, cuando visitó, por primera vez, a los emperadores de Rusia, Alexandra Fedorovna y Nicolás II. Se presentó en el palacio con su ropa sucia y dicen que sus botas dejaban huellas de barro al caminar. Cuando se dirigió a los monarcas no utilizó la palabra majestad. Le dijo madre a Alexandra y padre a Nicolás. De algún modo esas palabras causaron un sentimiento de cariño en los jefes supremos del imperio Ruso. RasputÃn venÃa del pueblo y los emperadores querÃan sentirse padres del pueblo. Y aceptaron, de mil amores, al forastero con fama de ahuyentar enfermedades. A partir de este momento empezó a frecuentar en el Palacio Tsarskoje Selo. Se quitó la bata de cura y comenzó a enrolarse con las damas de la aristocracia rusa.
La zarina Alexandra, se puso muy contenta al enterarse que ese hombre de aspecto descuidado era un curandero por excelencia. El hijo de la zarina, Alexej, adolecÃa de hemofilia. Un dÃa tuvo una terrible hemorragia. Alexandra en su desesperación llamó a RasputÃn. Apenas llegó al Palacio, se dirigió a la cama donde se encontraba Alexej, le tocó suavemente el cuerpo y susurró oraciones en voz baja. Al poco tiempo se hizo el milagro. La hemorragia desapareció y la vida de Alexej estaba salvada. Para la zarina Alexandra no cabÃa duda que RasputÃn, con este milagroso hecho, habÃa confirmado su santidad. Y, por lo tanto, se merecÃa veneración. Como recompensa recibió muchos regalos de la familia imperial.
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