Buenas y malas noticias climáticas

Meteorólogos de Estados Unidos señalan que entre mayo y junio se presentará el fenómeno del Niño, que llega con altas temperaturas, en el hemisferio Norte será verano, por lo que tendrán que soportar grados muy altos de temperatura ambiente y existe riesgo de incendios forestales y sequía.

En el hemisferio Sur será invierno, por lo que la buena noticia es que el mismo no será tan crudo y frío como en años anteriores en los que se presentó la Niña, fenómeno climático que aparece con temperaturas mucho más bajas y bastante lluvia, pero he ahí la mala noticia, habrá escasez de agua, por lo que se debe prever esa situación y cuidar nuestro recurso hídrico, en especial por la preocupación ante la presencia de sequías.

No sólo es preocupante la situación de los ríos y lagos de la cuenca cerrada del altiplano, sino que también puede haber una severa sequía de agua dulce, Oruro sobre todo se alimenta de las siguientes fuentes principales, los acuíferos de Cala Caja, la vertiente de Cala Cala y los pozos perforados ya que la ciudad se yergue sobre un gran lago.

Sin embargo, la situación de la urbe ha cambiado con los años. Antaño el ahora fétido y sucio canal del Tagarete, cuyo embovedado está tardando aún, era un río cristalino de abundante agua, donde se podía ver peces como las bogas.

El lago Uru Uru era navegable y también abundaban los peces como el pejerrey, inclusive en la zona Sur de la ciudad, en el puente Español, se reunían las familias y desde lo alto se lanzaban redes para pescar esta variedad, inclusive en la orilla habían señoras que ofrecían el manjar recién pescado, que freían para ser degustado.

El Poopó ni qué decir, era fuente de ingreso para muchas familias de pesqueros que años atrás se quedaron sin su principal actividad productiva, viéndose obligados, muchos de ellos, a abandonar su tierra para probar suerte en otros rubros. Durante la cuarentena de 2020, volvió por un tiempo breve la esperanza, el lago se llenó de agua cristalina y de peces qué eran comercializados de nuevo en la ciudad, pero poco duró la alegría ya que una vez que los humanos fuimos liberados de ese encierro obligado por la pandemia del coronavirus, volvieron los excesos contra la naturaleza y el resto es historia.

Pese a que se sugirió a través de esta columna, incontables veces, la manera de almacenar agua dulce para los tiempos de sequía, aún no se tiene un plan estratégico para llevarlo a la realidad y acceder de forma irrestricta a los recursos hídricos que ofrece la Madre Tierra, por lo contrario, expertos vaticinaron que quedan pocos años para acceder al agua dulce que existe en los acuíferos cercanos a la ciudad, así que no queda otra qué como ciudadanos de a pie cuidemos el agua.