Todos deberían ser días de los niños

Farándulas, dulces, regalos, fiestas, fueron el común denominador en las diferentes ciudades, inclusive en los pueblos se festejó el Día del Niño boliviano, aunque también hubo luto y el recuerdo de tantos niños que no pudieron defenderse y murieron de la peor manera, también de aquellos que sufren traumas por haber sido sometidos a situaciones de violencia qué no se pueden describir.

Si se dice que todos deberían ser los días de los niños, es porque todos los días deberían al menos respetarse sus derechos, a la vida, a la salud, al cuidado y protección, no significa llenarlos de dulces, dicho sea de paso, qué en exceso les hace daño.

La violencia sólo trae más violencia y no genera cambios significativos en la conducta de una persona, por lo tanto, se conseguirán mejores resultados con paciencia, con amor, perseverancia y dialogando, explicando a los niños qué se espera de ellos en todo momento.

Si se educa a los niños con violencia, atentando contra sus derechos, con gritos golpes, descalificación o peor en medio de insultos, si se le enseña a mentir y robar ¿qué tipo de sociedad se espera tener?

Cómo adultos, las personas mayores deben ser respetuosas con los niños, enseñar dialogando, con honestidad, con probidad, para que los niños de ahora construyan un mañana prometedor, armónico, próspero.

El 12 de abril se debe recordar principalmente cuáles son los derechos que asisten a los niños, y observar si se respetan, enseñarles a ellos que deben exigir respeto a sus derechos, pero también deben respetar a sus mayores.

Entre otras cosas se debe enseñar, es el respeto a la naturaleza y el cuidado del medio ambiente, ya que el mundo que van a heredar también depende de sus cuidados y atención.

En el marco de la cordialidad se puede obtener mejores resultados en la crianza de los menores, porque se entrenan de pequeños, cuando su cerebro absorbe las enseñanzas como esponja, para que estos practiquen los valores, las virtudes y aprendan a ganar lo que ellos quieren, no esperar que alguien les dé algo a cambio.

Los ciudadanos se han mal acostumbrado a que todo es gratis, a que todo se consigue con presión y la ley del mínimo esfuerzo, ya no quieren trabajar y cuando ya no tienen extorsionan, exigen, perjudicando al resto de la sociedad, y ese aspecto hay que cambiarlo a través de los niños de hoy, quienes serán los adultos en el futuro, y obviamente replicarán enseñanzas y aprendizajes.