Somos de la Diablada Urus, orgullo de nuestra tierra

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Por: Dehymar Antezana

Periodista LA PATRIA

�??Somos de la Diablada Urus, orgullo de nuestra tierra�?� Todos cantan así, y brincando se van, porque la Urus, lo mejor�?��?�, se escucha a voz en cuello de los diablos del buzo celeste, que, en Domingo de Corso de Carnaval, engalanan las calles de la ciudad, vestidas de fiesta y alegría.

Es el público que, de manera espontánea, acompaña el paso de la Diablada del fuego, en medio de aplausos, gritos, algarabía total, un éxtasis debido al adormecimiento producido por el alcohol, que origina mayor emoción.

Orureños que se reencontraron con su tierra, solo tienen lágrimas que recorren el rostro, su corazón palpita como nunca antes, y las retinas de sus ojos, se convierten en pequeñas cámaras fotográficas o de video, que registran cada segundo en el disco de su mente.

La Diablada Artística Urus, con el lujo de los trajes de los devotos danzantes, muestran la riqueza de Oruro, pero ante todo, son la ofrenda dedicada a la Virgen del Socavón, cuya fe es innata desde su fundación.

Es el sentimiento que provoca al oír cada melodía, es el trance perfecto para transportarse en el tiempo y recordar cómo la Diablada Artística Urus, se fundó, comenzó a andar y se engrandeció para inmortalizar el Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

ALGO DE HISTORIA

Fueron jóvenes rebeldes, quiénes en determinado momento, luego del Carnaval de 1960, fueron maltratados en la Diablada de Artes y Letras del �??capichón�?� Quintanilla. El conflicto nació a raíz de la imagen del Virgen del Socavón.

Ante ese hecho es que deciden formar una nueva institución diablesca y se dirigen a un domicilio de la calle Herrera y Soria Galvarro, donde estaba ubicada la casa de Juan Herbas. Los fundadores fueron Antonio Avendaño, Luis Morales, René Avendaño, Eduardo Avendaño, Damián San Martín, Juan Herbas, Julio Céspedes y otros danzarines que se encontraban en aquella casa.

Hasta ese momento, la nueva institución folklórica no tenía nombre, se pensó en muchos, pero, más tarde fue don Julio Carvajal quien bautizó como: Diablada Artística �??Urus�?�, que desde su nacimiento se caracterizó con los colores celeste y blanco, que en ese entonces se decía que eran los colores de la bandera de Oruro. Se pensó también porque muchos de los fundadores, eran bachilleres del colegio Bolívar, motivo por el cuál, le dieron esos colores.

Los canones de su fundación fueron la propagación y fomento de la religión, la cultura, la moral, el deporte, la defensa de la riqueza folklórica del país, la cooperación recíproca entre sus asociados, realce del arte vernacular y conservación de sus tradiciones.

El 2 de Julio del mismo año se complementa la creación de la Diablada Artística Urus con la creación de la Congregación de la Virgen del Socavón.

AN�?CDOTAS

Es una pequeña parte de la historia de los diablos del buzo celeste, ya que hablar de sus anécdotas, nos faltarían espacio para hacerlo, sin embargo, desde un inicio hasta hace algunos años, la Diablada Artística Urus, fue una verdadera familia, principalmente cuando trataba de sobrevivir, ya que tuvo periodos penosos, principalmente, a fines del siglo XX, cuando estuvo a punto de desaparecer.

El cariño de sus socios activos y pasivos, permitió que la diablada no pierda ese impulso, don Casto Navía, enfrentando cualquier desafío, supo obrar en su momento de una manera acertada para que los diablos del buzo celeste continúen vigentes, incluso tuvo que lidiar con su familia para ese fin.

No podemos olvidar la solidaridad que había en la institución, ya que muchos de los devotos danzantes eran jóvenes y no tenían recursos para hacerse hacer una careta o una pañoleta de diablo, es así que acudían entre sus propios compañeros, ya que siempre había alguien que tenía doble y lo compartían con mucho cariño.

Las veladas en honor a la Virgen del Socavón también eran un verdadero ritual de fe, porque no solo era el culto que se ofrecía a la Patrona de los orureños, mediante la oración, sino también con buenas acciones, había cordialidad, solidaridad, amistad, y se compartían momentos inolvidables.

Los nuevos también tenían una noche especial, ya que eran presentados ante la membresía en las noches de velada, no solo recibían la bienvenida mediante un aplauso, sino que todos los asistentes, se levantaban de sus lugares para abrazar al nuevo integrante, haciéndole sentir, hermano. Asimismo, los directivos se encargaban de hacer el juramento de rigor para que baile por tres años en la institución.

También, el saludo al llegar a la velada era como una ley, en principio, era dedicado a la Virgen del Socavón mediante la oración, posteriormente, el danzante recorría todo el salón para saludar a todos, sean conocidos o no.

Cuando llegaba la medianoche, se guardaba con honores la imagen de nuestra Madre, luego, se armaban noches de guitarra y de algunos ponches, que muchas veces terminaban en el cuartito azul de Jorge Jaimes, conocido como el Jach�??a, quien dejó un legado de varias composiciones a la institución, entre diabladas y huayños.

�??No te agaches china, que el diablo no duerme hoy, ya sé que eres muy bonita

cuando mueves tu cinturita�?��?�, cantaba emocionado con su voz gorjeando.

También en las tertulias, solía tocar su guitarra y amenizaba con melodías improvisadas, tipo coplas cochabambinas, para alegrar a cada uno de los danzantes presentes.

En la época de Tentaciones, la diablada tenía muchas actividades, cuentan los antiguos diablos, que sus esposas se enojaban, porque era casi todos los días el compartir, porque se dedicaba cada jornada en la época del Carnaval de Oruro, a la entidad folklórica.

Son recuerdos que llegan a la mente, para valorar lo que en algún momento tuvo como riqueza la diablada del buzo celeste, la amistad, el compañerismo, el compartir, valores que de a poco fueron desapareciendo, sin embargo, aún están presentes en el corazón de muchos de los integrantes, quiénes con nostalgia, rememoran en medio de copas, aquellos momentos inolvidables y ahora brindan con orgullo, el nuevo aniversario de la institución.