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Paul Verlaine - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
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Domingo 26 de marzo de 2023

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Cultural El Duende

Paul Verlaine

26 mar 2023

Paul Verlaine (Metz, 30 de marzo de 1844 ?? París, 8 de enero de 1896). Poeta francés. Publicó los poemarios: Poemas saturnianos (1866), Las amigas (1867), Fiestas galantes (1869), La Buena canción (1870), Romanzas sin palabras (1874), Sabiduría (1880), Cordura (1881), Antaño y hogaño (1884), Amor (1888), Paralelamente (1889), Dedicatorias (1890), Mujeres (1890), Hombres (1891), Canciones para ella (1891), Liturgias íntimas (1892), Elegías (1893), Odas en su honor (1893), En los limbos (1894) y Epigramas (1894).

Alegoría

Un viejísimo templo antiguo se desmorona

sobre la altiva cima de un monte amarillento;

como n rey destronado que llora su corona,

mírase en el espejo de un río triste y lento.

Con gracia adormecida y mirar somnoliento

pasa una vieja náyade, junto al árbol gigante;

con la rama de un sauce a un fauno corpulento

acaricia, y él ríe, bucólico y galante.

Cándido asunto, ñoño, que entristece mi vida,

di ¿entre tantos artistas como hay, qué poeta

qué obrero te forjó tan pobre y anodino,

tapiz ya desgastado, apolillado y viejo,

tan banal como decorado de opereta,

y tan ficticio ¡ay! Como lo es mi destino?

Serenata

Como la voz de un muerto que cantara

desde el fondo de su fosa,

amante, escucha subir hasta tu retiro

mi voz agria y falsa.

Abre tu alma y tu oído al son

de mi mandolina:

para ti he hecho, para ti, esta canción

cruel y zalamera.

Cantaré tus ojos de oro y de onix

puros de toda sombra,

cantaré el Leteo de tu seno, luego el

de tus cabellos oscuros.

Como la voz de un muerto que cantara

desde el fondo de su fosa,

amante, escucha subir hasta tu retiro

mi voz agria y falsa.

Después loare mucho, como conviene,

A esta carne bendita

Cuyo perfume opulento evoco

Las noches de insomnio.

Y para acabar cantaré el beso

de tu labio rojo

y tu dulzura al martirizarme,

¡Mi ángel, mi gubia!

Abre tu alma y tu oído al son

de mi mandolina:

para ti he hecho, para ti, esta canción

cruel y zalamera.

Lasitud

Encantadora mía, ten dulzura, dulzura?

calma un poco, oh fogosa, tu fiebre pasional;

la amante, a veces, debe tener una hora pura

y amarnos con un suave cariño fraternal.

Sé lánguida, acaricia con tu mano mimosa;

yo prefiero al espasmo de la hora violenta

el suspiro y la ingenua mirada luminosa

y una boca que me sepa besar aunque me mienta.

Dices que se desborda tu loco corazón

y que grita en tu sangre la más loca pasión;

deja que clarinee la fiera voluptuosa.

En mi pecho reclina tu cabeza galana;

júrame dulces cosas que olvidarás mañana

Y hasta el alba lloremos, mi pequeña fogosa.

Mi sueño familiar

A menudo tengo este sueño extraño y penetrante

de una mujer desconocida y que amo, y me ama,

y que no es, cada vez, ni enteramente la misma

ni enteramente otra, y me ama y me entiende.

Pues ella me entiende, y mi corazón transparente

para ella sola, desgraciadamente, cesa de

ser un problema

para ella sola, y los motores de mi frente enferma,

ella sola los sabe refrescar, al llorar.

¿Es ella bruna, rubia o pelirroja? Lo ignoro.

¿Su nombre? Recuerdo que es dulce y sonoro,

Como esos de los amados que la vida exilió.

 Su mirar es igual al mirar de las estatuas,

y por su voz, lejana y calma, y grave, ella tiene

la inflexión de las voces queridas que han callado.

Mujer y gata

La sorprendí jugando con su gata,

y contemplar me causó maravilla

la mano blanca con la blanca pata,

de la tarde a la luz que apenas brilla.

¡Como supo esconder la mojigata,

del mitón tras la negra redecilla,

la punta de marfil que juega y mata,

con acerados tintes de cuchilla!

Melindrosa a la par por su compañera

ocultaba también la garra fiera;

y al rodar (abrazadas) por la alfombra,

un sonoro reír cruzó el ambiente

del salón? y brillaron de repente

¡cuatro puntos de fósforo en la sombra!

Artemis

La treceava vuelve? Vuelve a ser la primera;

y la única es siempre, o el único momento;

pues, tú, reina ¿quién eres? ¿la primera o la última?

Y, tú, rey ¿el amante único o el postrero??

Amar a quien amé desde la cuna al féretro;

Ila que yo amaba solo aún me ama tiernamente!

Es la muerte o la muerta? ¡Oh delicia! ¡Oh tormento!

La rosa que sostiene no es rosa, es Malvarrosa.

Santa napolitana de manos que son fuego,

rosa de alma violeta, flor de la santa Gúdula:

encontraste tu cruz en los cielos desérticos?

¡Rosas blancas, caed! que insultáis a mis dioses,

caed, fantasmas blancos, de vuestro cielo ardiente:

-La santa del abismo es más santa a mis ojos.

Tú crees en el ron del café?

Tú crees en el ron del café, en los presagios,

y crees en el juego;

yo no creo más que en tus ojos azulados.

Tú crees en los cuentos de hadas, en los días

nefastos y en los sueños;

yo creo solamente en tus bellas mentiras.

Tú crees en un vago y quimérico Dios,

o en un santo especial,

y, para curar males, en alguna oración.

Mas yo creo en las horas azules y rosadas

que tú a mí me procuras

y en voluptuosidades de hermosas noches blancas.

Y tan profunda es mi fe

y tanto eres para mí,

que en todo lo que yo creo

sólo vivo para ti.

Luego de que el escritor francés Anatole France (1844-1924), Premio Nobel de Literatura, dijera que Verlaine ??ha creado un mundo nuevo y que es muy fácil que en un día próximo se diga de él lo que hoy se dice de Villón (1451-1463), con quien se lo ha de comparar, y era el mejor poeta de su tiempo.? Sucedió que ??desde entonces el nombre de Verlaine ??como afirma el erudito español y traductor de Verlaine, Luis Guarner?? comienza a circular llegando a alcanzar un lugar en las paginas del Parnaso de 1866; pero aun entre los poetas de esta escuela, no pasaba de ser uno mas sin que su personalidad poética sobresaliera en la monótona lista de los ingenios de aquella hora. ?l había de brillar en el alba de otra época poética a la que había de dar las nuevas formas de su poética personalísima que acabaría por ser corriente general en todas las literaturas europeas, despertando así una nueva sensibilidad que se desarrolla en todas las lenguas y nacionalidades, inaugurando la época contemporánea de la poesía.?

Para tus amigos: