Es sabido que ciertas características predominantes resaltan la identidad de las naciones; así Roma, la antigua, por la jurisprudencia; Inglaterra por el humorismo; otras veces por la producción: Hombres de maíz (Guatemala) y Bolivia se está haciendo notoria ahora último por la proliferación de bromas políticas. Sería difícil encontrar otro país más embromado que el nuestro, justamente por esa causa.
Desde la fundación llevamos el signo fatídico de las bromas. Según el autor de “Tan lejos del mar”, Robert Brockmann, por la “miopía histórica y política el país nació deforme”. Arica es nuestro puerto natural de acceso al mar, pero no supimos conquistarlo nunca. A raíz de ello, ahora existe en el Pacífico un puerto sin país y al lado un país sin puerto: Bolivia, el nuevo Prometeo encadenado a los Andes que cantó Tamayo en La Prometheida o las Oceánides”.
Hay por supuesto otra clase de bromas también. Bromas que de por sí mueven a risa; bromas para ponerse a llorar; bromas verbales como las “Evadas”; bromistas, en fin, que lo son hasta sin saberlo. Hacer una relación exhaustiva requeriría más espacio. Al estilo del sastre, el “botón” que sigue valga por una muestra:
El mandar a ejecutar en su cama a unos alojados en el hotel Las Américas, y después condecorar como a héroes a los autores, no se puede negar que tiene la impronta de una broma pesada; sin duda que debe parecer eso más allá de las fronteras, para el resto del mundo.
Ahora poco, por orden de algún capo misterioso un medio millar de los verde-olivo apaleó brutalmente a los indígenas marchistas en Chaparina, y los Pilatos criollos se apresuraron en cantar a una voz “yo no fui”. Fue realmente otra broma de gran factura.
En la Cumbre de Cartagena algo estupendo tenía que decir el Canciller para no hacerse el convidado de piedra; entonces se acordó de Tiquipaya (Coca Cola, los pollos, etc.) y habló del poder afrodisíaco de la papaliza, enseguida su nombre corrió por todo el mundo. ¡Un gran acierto diplomático!
Abogar por la vigencia de la tortura cuando la CPE la proscribe explícitamente, si no fuera una broma política, el poncho rojo de Achacachi, un tal Rojas, ya estuviera en Chonchocoro.
¿Y las coplas? Eso de cantar que “Evo tiene gran corazón; les quita a las ministras el calzón”, sin el sentido bromista del Estado Plurinacional, habría provocado en el acto la renuncia indignada de las damnificadas. ¡No faltaba más!
En otro tiempo las leyes parecían estar grabadas en cemento romano; pero ahora puede decidirse que un decreto supremo vaya en contra de otro sin que medie ni 24 horas. Según la analista Jimena Costa, nadie dudaría de que esa actitud sea una broma.
Ya no hay pues dudas sobre lo que decíamos al comenzar; pero por si las moscas, unos diputados desde la propias filas del oficialismo lo corroboran: Al sentirse aludidos por Morales cuando dijo que los “chuteros” masistas participarían en la campaña para su reelección, los damnificados responden que “él está acostumbrado a realizar bromas y no habría que tomarlos en cuenta”. Sin embargo, un opositor coge al vuelo la perlita y vuelve a lanzarla con sorna: “Si el Presidente lo está diciendo, el Ministerio Público debe investigar si también hay cogoteros”.
Si se aceptara, un fiscal como el que rastrea el terrorismo en Santa Cruz sería ideal. Iría en consonancia con el humorismo político de hoy. Buscar lo que no se ha perdido, ¿puede alguien decir que no es una broma? Cuando Morales era diputado decía del Congreso que era una mafia. Parece que no ha cambiado gran cosa. Algunos indicios lo denuncian.
(*) Pedagogo y escritor
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