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Sábado 18 de marzo de 2023

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Revista Tu Espacio

La huella de San Francisco de Asis en el corazón paceño

18 mar 2023

Por: Dehymar Antezana

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San Francisco de Asis (1181-1226) es un Santo, consagrado por la Iglesia Católica, luego de ofrendar su vida a Dios y ser fundador de la Orden Franciscana. Fue considerado en vida como padre de la naturaleza y de los animales, porque los trataba como hermanos.

Su legado traspasó fronteras con su Orden, estableciéndose en distintas partes del mundo, una de ellas en La Paz-Bolivia, donde se construyó una iglesia y los tres claustros que están en el corazón de los paceños. Hoy gran parte de los conventos se convirtieron en un museo, cuya visita es un verdadero viaje al pasado.

La estructura de todo espacio fue construida en 2.000 metros cuadrados con piedra granito, entre 1743 y 1772. Hay que tomar en cuenta un detalle, la primera edificación era de adobe y paja, y se la hizo en 1549, era precaria, motivo por el cual, una intensa nevada la destruyó en 1612.

Fue abandonada, hasta que, en 1743, el minero acaudalado, Diego de Baena y Antipara dona a la Iglesia un monto de dinero para iniciar la segunda construcción, pero de piedra. El estilo de la fachada es de barroco mestizo o barroco andino, porque hay hibridaciones de la cultura boliviana con la europea. Mientras que las torres tienen un estilo neoclásico, edificada en 1885, integrada por 12 campanas, una de ellas está fractura, y se la conoce como la campana de la libertad.

El paseo se inicia con la visita a la Iglesia cuya estructura central es impresionante, columnas de piedra que llaman la atención del visitante. El altar tiene una inclinación para ser admirada en toda su magnitud, elaborada con madera roble y pan de oro. Una diversidad de imágenes católicas complementa la escena.

Prácticamente debajo del altar, está la cripta de los héroes, que se inicia con la tumba de Diego de Baena, posteriormente hay un ingreso, donde resalta la Virgen de Copacabana y a los costados, están las urnas funerarias de bronce de personajes históricos, como Eduardo Abaroa, José Ballivian Segurola, así también de protomártires de la revolución del 16 de Julio de 1809, como Pedro Domingo Murillo, el orureño Apolinar Jaén, Juan de Dios Delgado, Melchor Jiménez, entre otros.

En el claustro mayor está un hermoso jardín trapezoidal, con una variedad de plantas, principalmente medicinales y otras de ornamento, utilizadas por los frailes franciscanos. En el centro una fuente y un poco más a la izquierda una Cruz de piedra. Lo que llama la atención es que está en el segundo piso y si bien la plantas se desarrollan mediante sus raíces, hasta la fecha es un misterio dónde van estas.

En este claustro están también las habitaciones de los franciscanos, en el claustro antiguo, prácticamente se perdió su estructura original, se perdió más de la mitad del espacio que ocupaba, debido a la nueva construcción.

La parte pictórica también tiene su espacio con la sala de Santa María de los Ángeles y la Sala de Redención, en la primera están varias imágenes en pintura, cuyos autores en su mayoría son anónimos. Resalta la imagen de la Virgen Dolorosa que data del Siglo XIX, elaborada con la técnica de temple sobre piedra.

Por otro lado, hay una habitación del franciscano, Fernando Villamil quien participó en la Guerra del Chaco (1932-1935), cuya misión era dar los santos óleos a los héroes de la campaña contra el Paraguay.

Asimismo, se habilitó otra habitación para recrear el taller de Francisco Tito Yupanqui, quien esculpió a la Virgen de Copacabana. Se muestran una réplica de las herramientas que utilizó para dicho fin.

La visita dura una hora y media aproximadamente, es una experiencia única, porque el viaje al pasado es inenarrable. Además, que el visitante se llena de conocimiento para conocer una parte íntima de la historia de Bolivia.

Periodista de LA PATRIA

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