Suelen terminar en batallas campales

Otro congreso del Movimiento Al Socialismo, MAS, terminó en batalla campal, esta vez sucedió en Santa Cruz y se trató de una reunión de las juventudes de ese partido político, tal como aprendieron de sus mayores que dan ese tipo de ejemplos peleándose a golpes en sus congresos y también en el hemiciclo.

Uno pudiera pensar que la violencia que ejercen, y hasta parece que se ha vuelto parte de su ideología, los militantes del MAS, sólo es contra quienes piensan diferente o son opositores al régimen, pero se ha visto que la misma también va contra sus propios correligionarios.

Si se ha visto a parlamentarios masistas, en pleno hemiciclo, en acción, no se puede negar que de la misma manera actúan durante sus congresos, en que se agarran a puñetes y patadas, y hasta se dan de silletazos, recordemos que el propio expresidente Evo Morales, recibió un silletazo de uno de sus seguidores.

Esa forma de actuar de los partidarios del llamado instrumento por la soberanía de los pueblos, se ha repetido en muchas ocasiones, y no miden consecuencias, pues sus seguidores en 2019 incluso estuvieron a punto de volar la planta de carburantes de Senkata, y de conseguirlo habrían volado también un buen número de manzanos de El Alto.

Fueron ellos también, quienes saquearon negocios, quemaron los Pumakatari, amedrentaban a civiles y pedían �??guerra civil�?�, con el mismo ánimo beligerante se reúnen y aunque se niegan a reconocerlo, están propiciando la división de su tienda política.

Además de los antes descrito, en Potosí golpearon al secretario de Cultura de la Municipalidad de Uncía, porque retiró la silla al expresidente Morales, en un acto público, pero no sé quedaron ahí, sino que golpearon al hijo de éste y a la esposa, quien perdió al hijo que gestaba.

También hace poco fue víctima de violencia el presidente de la brigada parlamentaria de Potosí, quien recibió golpes de un grupo de encapuchados afines al ala �??dura�?� del MAS, es decir, de afines al exmandatario.

Y eso no acaba ahí, también ejercen violencia contra cualquier grupo que se atreva a manifestarse contra el Gobierno, o contra sus medidas, en Potosí mantuvieron a funcionarios ediles, como rehenes, dos días sin comida, para lograr el despido o la renuncia del secretario de Cultura que había quitado la silla a Morales.

Sin embargo, es bien sabido que la violencia sólo genera más de lo mismo, y si se quiere lograr cambios en ese comportamiento hay que modificar la estrategia, porque en pleno siglo XXI, cuando debe primar la cultura de la tolerancia, la paz y el entendimiento se lleva al país al borde del abismo de la descompostura con esas actitudes que nada resuelven; sólo logran tener a unos cuantos amedrentados y a otros tantos indignados, pero no existe avances en lo que el presidente Luis Arce Catacora prometió al inicio de su gestión, la reconciliación y el entendimiento, para trabajar unidos por nuestro país.