Tanto alboroto por una silla

Una cosa es que se castigue a la autoridad que hizo el desaire al expresidente Evo Morales, al retirarle la silla en un acontecimiento cultural en Potosí, y hay leyes que están para hacer pagar esos exabruptos que quizás por la investidura que tuvo esta persona se debería al menos extender una llamada de atención al infractor, pero llegar a la violencia y lastimar a inocentes ya es otra cosa.

Quizás el exfuncionario debió ser sometido a un proceso disciplinario, sancionarlo con una suspensión o cualquier otra cosa que dictamine las leyes o normas, inclusive podía ser enviado a un tribunal de ética para que revise el caso y emita una decisión respecto a la actitud del entonces secretario de Cultura de la Municipalidad de Uncía.

La señora, que estaba embarazada y el hijo de esta exautoridad no son una extensión de la persona que actuó cuando fungía como autoridad, y aunque lo hubiese hecho a título personal, ¿qué tuvieron que ver sus familiares con esa acción? A menos que la señora y el hijo hayan intentado defenderlo y por accidente hubiesen recibido los golpes.

El hecho es que los golpes tuvieron que haber sido dados con saña, al punto de provocarle un aborto a la señora del exfuncionario, quitando la vida a un ser completamente inocente y ajeno a lo que ocurrió.

El representante del Comité de Defensa de la Democracia, Conade, sugirió que se debe sancionar penalmente a las personas que dañaron a la mujer y a su bebé, y pidió a la Fiscalía que las procese por infanticidio y por intento de feminicidio, mientras que la exautoridad, para salvar su vida y la de su familia se declaró en la clandestinidad, renunció a su cargo y huyó a La Paz con ayuda de la Defensoría del Pueblo.

Sin embargo los integrantes de un ayllu llegaron hasta la Alcaldía de Uncía, tomaron como rehenes a los funcionarios y los dejaron sin comida durante dos días y dos noches, exigiendo que Choque se retracte de sus críticas a Morales y que sea despedido del cargo, es decir, no quedaron tranquilos con haber ejercido violencia contra la familia del exfuncionario, sino que arremetieron contra otras autoridades ediles.

La víctima presentó una denuncia contra sus agresores, pero el alcalde de Uncía anunció que convencerá a la víctima para que desista del proceso y así tranquilizar esa zona, pese al trato inhumano que se dio a las autoridades del Municipio.

La violencia ejercida por los pobladores contra la exautoridad y su familia son violaciones a los derechos fundamentales como la libertad de pensamiento, de expresión y al menos el Presidente Luis Arce debió pronunciarse al respecto, para que se retome la cultura de paz que tanto pregona el MAS y se vuelva a resolver los conflictos con diálogo y no a golpes, pero el mandatario, la Fiscalía, inclusive el propio Evo, mantuvieron el silencio.