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Los caminos que no se ven - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
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Domingo 26 de febrero de 2023

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Cultural El Duende

Los caminos que no se ven

26 feb 2023

Igor Barreto

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Quisiera comenzar estas palabras recordando un sueño: En la bruma del inconsciente me veía vagando por los Desiertos del Sur de Venezuela en compañía de un hombre llamado Benjamín Cordero, lo ayudaba en el arreo de una manada de cochinos y agotados por la faena nos detuvimos bajo una Palma Sola a descansar, mientras los cerdos hozaban en la tierra negra. En ese momento Benjamín Cordero llamó mi atención para decirme: Cuando vayas a escribir un poema hazlo con espíritu «inmundo», lo más sucio del mundo que puedas. He pensado con mucha frecuencia en este episodio y en las ideas que podría asociar al adjetivo «in-mundo», es un término de hondas resonancias bíblicas. Las apariciones de este adjetivo de fuerza inusitada en el Nuevo Testamento se vinculan por lo general a la presencia de seres seducidos por el mal, o que representan el «mal», como demonios, seres poseídos y sobretodo orilleros, marginados. Se tratan de existencias o representaciones ubicadas en la periferia de una doctrina, de una visión que, como el cristianismo, terminó por imponerse en Occidente. Ya extrapolando este concepto para aproximarlo baudelieranamente, lo más posible, a nuestros propósitos literarios, podríamos decir que lo inmundo es la negación de lo focal y también la afirmación de lo periférico. Quisiera rememorar en mi ayuda un ensayo de la crítica argentina Josefina Ludmer, ??Literaturas postautónomas?. También me voy a atrever en esta dirección a recordar que lo inmundo es la expresión literaria contaminada de variados registros provenientes de las más diversas formas expresivas. Eso que la pensadora argentina denomina lo postautónomo. Hablando desde mi escritura poética, es un concepto en el que me he apoyado al incorporar elementos narrativos, relatos de vida, el realce de lo propiamente lexical: sustantivos que son como apariciones de fantasmas paracrónicos, verdaderas figuraciones del pasado incrustadas en el presente: citas o paráfrasis de textos perdidos en el tiempo. Permítanme ustedes adosarle a esta expresión otra, que siempre he intuido como una suerte de impulso que favorece el ejercicio de lo acumulativo, eso que denomino personalmente como la fuerza de ??implicación?. Para mí, los poemas se construyen incorporando la mayor cantidad de elementos que conforman su horizontalidad de sentido y de atmósfera. La trascendencia de cualquier texto tendría que ver entonces con su capacidad de ??implicación?, con la potencia del crecimiento mundano que pueda demostrar el poema. La verticalidad como principio de trascendencia, de vinculación con una divinidad distante, como ocurre con los poetas románticos o con sus continuadores en la contemporaneidad, siempre me ha parecido inhumana. La divinidad así entendida carece de eso que Jun??ichiro Tanizaki llamó la sombra del uso, una cualidad que solo es posible adquirir mediante el diverso contacto que ??algo? tiene con su entorno.

Hoy día, en la contemporaneidad, el contacto con el mundo se resume cada vez más en la construcción de una imagen, de un ícono, de una representación de hechura decadente y neutral, al negarse a asumir la riqueza del perfil circunstancial del mundo, ocultándose muchas veces tras un lirismo alabancioso. En cierta entrevista leí que Cioran afirmaba que, a la poesía, de continuar así, le espera un destino operático: redundante, artificioso, altisonante. Quisiera poder hablarles de una complejidad mayor, una aspiración que recaiga sobre la riqueza de todos y cada uno de los elementos lingüísticos, especialmente aquellos que le confieren una mayor contundencia verbal al poema, una «fuerza de gravedad» a las palabras, que yo desearía que pesaran tanto, que su peso las hiciera caer hoyando la tierra.

Estas palabras pronunciadas, unidas al último fragmento de esta intervención constituyen la desembocadura de variadas citas que leeré y que tendrán como rótulo o título la mención de distintos problemas que han ido llamando mi curiosidad en la evolución de mi proceso creativo. Estas citas fueron sustraídas de un libro que publiqué en el año 2006, bajo el título de El Llano Ciego y, que ahora recuerdo, hago memoria con alma, como quería el poeta español de la generación del 27, Don José Bergamín. Paso entonces a leerles dichos fragmentos del libro El Llano Ciego, rotulados con una mención al problema que plantean, acompañados de poemas pertenecientes al respectivo texto, que dan cuenta de mi proceso y mi lamento al pensar la representación contemporánea de la naturaleza.

El exilio

El exilio como una categoría de la existencia, el abismo y la palidez del pensamiento son condiciones ya internalizadas en nuestra vida cotidiana. La primera forma de exilio que padecemos es una que tiene como ámbito lo temporal. Nuestro presente es solo el tiempo de hondas desilusiones. He ahí la causa de la irrealidad que nos acompaña. Muy pocos tenemos patria en un país del pasado. Alguna vez Derek Walcott se atrevió a afirmar que en los orígenes del Nuevo Mundo estaba «la amnesia». De estas cosas hablo como lector de poemas, esas vasijas donde guardamos el curso de la sensibilidad.

***

En cine existe un recurso de puesta en escena que podría resultar revelador. Me refiero a la aplicación de la ??geografía imaginaria? mediante la cual se construye una locación, uniendo con el montaje partes o imágenes de distintos lugares. A pesar de que las partes son reales, el todo es siempre imaginario. Eso ocurre en la mente de un exiliado: sus recuerdos corresponden a sitios concretos, pero ??el todo? de su vida es imaginario.

Para tus amigos: