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Sábado 04 de febrero de 2023

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Editorial y opiniones

EDITORIAL

Falta de previsión y de planificación

04 feb 2023

En otros países, son las universidades las que realizan investigaciones para ayudar a resolver problemas, lo mismo debería hacerse en Bolivia, las alcaldías podrían hacer alianzas estratégicas con las casas de estudios superiores para juntos hallar las mejores soluciones ante los desastres naturales, propios del cambio climático y los fenómenos que lo acompañan.

El año 2022 las fuertes lluvias caídas en diferentes departamentos de Bolivia causaron zozobra a la población, porque no se habían tomado previsiones, muchos lugares se inundaron, hubo deslizamientos de tierra y mazmorras, por lo que pasado ese álgido período las autoridades debieron prever que eso ocurre al menos una vez al año.

Este año, nuevamente se tuvo algunos problemas con las lluvias, ya que se vivieron emergencias similares a las del pasado año, sin embargo, se ve la falta de gestión y planificación de las alcaldías que se olvidan, mientras no llueve, que hay obras que realizar para evitar esos inconvenientes.

Justamente el día de la inspección a la ruta del Carnaval, que ya está muy cerca, una lluvia torrencial inundó la ciudad, y hay que tener cuidado porque el agua tapa los desperfectos de las calles que pueden volverse peligrosas, además que, recordemos, el año pasado ya hubo sifonamientos en algunas arterias de la urbe orureña.

Por otra parte, lo peor de las lluvias recién comienza, no en vano se ha creado un dicho que reza ??enero poco, febrero loco?, refiriéndose a la cantidad de agua que cae del cielo en los respectivos meses, así que hay que apurarse si se quiere realizar alguna obra para evitar que más desastres naturales afecten a la ciudadanía.

Hace poco las sequías estaban matando sembradíos y animales, ahora las lluvias inundan y anegan todo, por eso se tiene que prever estas situaciones que se repiten año tras año.

Se debería aprovechar el agua de las lluvias que caen en estos meses para cuando llegue la época de sequía, de esa manera se podría paliar la difícil situación que se vive en los meses sin lluvia, y a través de esta misma columna lo sugerimos hasta el cansancio, en primer lugar construir recolectores de lluvia o atrapa humedad, como un segundo paso, plantar más árboles en las zonas afectadas por las sequías, de manera que se genere un microclima más húmedo.

Por otra parte, un exfuncionario de la antes denominada Prefectura de Oruro, Gónzaga Ayala, probó la recuperación de suelos salinos mediante el cultivo del cauchi, a manera de recuperar también los humedales del departamento.

La situación de la sequía se pinta peor para los lagos orureños Uru Uru y Poopó, ya que el nivel del agua bajó en un metro en el lago Titicaca, que es el que alimenta a los lagos de la cuenca cerrada del Altiplano.

En algunos lugares la sequía hace estragos, lo mismo que las lluvias en los lugares húmedos, por lo que se tiene que prever y planificar obras, antes que ocuparse de las peleas políticas, para evitar el sufrimiento de la población a causa de los desastres antes descritos.

En otros países, son las universidades las que realizan investigaciones para ayudar a resolver problemas, lo mismo debería hacerse en Bolivia, las alcaldías podrían hacer alianzas estratégicas con las casas de estudios superiores para juntos hallar las mejores soluciones ante los desastres naturales, propios del cambio climático y los fenómenos que lo acompañan.

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