Irrazonable expresión

Los ciudadanos de larga edad están indignados por la irrazonable expresión de que padecen de la enfermedad de la vejez, dicho por partidarios del totalitarismo.

La falta de instrucción general de la que sufren los seguidores del absolutismo, es una demostración del encono que tienen contra los adultos mayores, al desconocer que los predecesores, tienen derecho a una vejez digna, con calidad y calidez humana.

En ningún caso se puede aceptar que los correligionarios del populismo, afirmen que los de la tercera edad, son una carga para el Estado y por tanto, ya no deberían ser tomados en cuenta como parte de la sociedad activa.

Esa circunstancia hace que se demande la necesidad de prestar atención a la preocupación que tienen los jubilados, a fin de que no sigan siendo vapuleados y zarandeados por esa gente inhumana que desprecian y faltan al respeto a la ancianidad.

En ese contexto, ojalá, se deje a un lado el trato descortés que reciben los ancianos en dependencias estatales, gobernaciones, municipales y de servicios básicos.

Por otro lado, no se debe consentir que la clase política inconsecuente, se burle, ultraje y abuse de los ciudadanos que a lo largo de su existencia demuestran su constancia de ánimo por la vida.

Los trabajadores de la prensa, que somos receptores de la congoja y ansiedad de nuestros mayores, conociendo que la profesión la ejercemos como un servicio, nos atrevemos a pedir que haya mayor comprensión y diligente atención con hombres y mujeres que aún gozan del último período de la vida humana.