El sonido de la guitarra de Antonio Barrientos se calló para siempre

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

La guitarra de Antonio Barrientos Sanz se silenció ayer para siempre, luego que el insigne orureño nacido el 26 de septiembre de 1954, fue llamado a la diestra del Señor. El arte llora, porque su música ya no podrá ser disfrutada en vivo, sin embargo, queda el legado de esa trayectoria fascinante que dejó en cada presentación.

Cada pisada combinada con el rasgueo y punteada, eran el alma y el corazón convertida en música que salía de la guitarra de Barrientos, cada vez que se encargaba de dar vida a ese instrumento, que lo tocó por primera vez en la guitarrilla de su abuelo.

A partir de ese momento se enamoró del arte, hecho demostrado cuando interpretaba la guitarra, las melodías que salían en cada nota, dibujaban y pintaban paisajes de la vida misma que se transformaban en música.

Desde niño tuvo ese don, era un privilegiado para entender lo que hacía en la ejecución de los instrumentos, no solo la guitarra, sino la percusión, el bajo y otros.

Barrientos, tuvo la influencia del desarrollo de la música de la década del 70, llegando a sus venas el amor por el rock, aunque previamente vivió la influencia que marcaron grupos del momento, como Los Gatos, La Joven Guardia, Los Náufragos, Mainhorse.

Junto a un grupo de amigos formó su propio conjunto, bautizado con el nombre de �??Sharks Agrupation Band�?�; recorrió junto a su banda el sendero del rock progresivo que en ese momento era la guía para una juventud rebelde como Jethro Tull, Santana, Three Dog Night, Chicago, Spinetta, Sangre, entre otros. Cuando estuvo en la Argentina, formó parte del grupo Berisso.

Un accidente, obligó a Barrientos a retornar a su querida Patria Bolivia, quizá era el destino marcado para que, con la guitarra, pueda transformar su arte, en verdaderas pinceladas musicales que describían en todo su esplendor, el altiplano o su natal Oruro, pasando por el Tiahuanacu, los Incas, las deidades andinas o la maravillosa fauna altiplánica.

Quizás era la lección de vida que necesitaba, porque luego salió al exterior para mostrar su arte, sin antes formar un nuevo grupo, bajo el rótulo de Nalupama, integrada por músicos orureños, quienes experimentaron una nueva forma de hacer música, ya que comenzaron a explotar no solo el talento en la ejecución de los instrumentos, sino también la inspiración de sus composiciones propias.

Este grupo no duró mucho y tuvo su final. Para Barrientos fue el impulso para seguir adelante, pero esta vez en calidad de solista y lo haría hasta el final de sus días.

Paseó su arte por todos los países que visitó, no era necesario verlo en el escenario, solo se necesitaba cerrar los ojos, para comprender que su música era la descripción perfecta de la vida misma.

Valoraba mucho el trabajo de los músicos, no por algo, cuando regalaba algún disco compacto, el material debía ser original.

�??Los artistas no merecen copia de sus productos, hay que comprar el original�?�, decía.

Finalmente, partió a un eterno descanso ayer en La Paz, ciudad que fue el cobijo de la recta final de su existencia.

Fuente: LA PATRIA