Los alcaldes y las calles destrozadas

Pocas son las ciudades que no tienen sus calles destrozadas, pero lo llamativo de esto es que las calles que están en peor estado suelen ser las de entrada a las diferentes urbes, dando una mala imagen de la misma, aparte de ser un peligro tanto para conductores de vehículos como para los transeúntes.

Los trabajos que realizan los obreros contratados por las alcaldías, en la mayor parte de los casos, se dedican a reparar aceras, o los cordones de las mismas, es verdad que asfaltan una que otra calle, pero al poco tiempo están de nuevo llenas de baches, sea por el excesivo calor o por las lluvias.

En los años más recientes tampoco se vieron obras de magnitud, la mayoría son de continuidad, aunque el alcalde orureño anunció el fin de las obras de esas características, lo que hace pensar que de ahora en más se verán obras estrella, estando tan cerca las efemérides del Departamento y la fiesta del Carnaval, seguramente algo habrá para celebrar.

Algo de eso también hay en Oruro, donde la avenida de Circunvalación, que es la carta de presentación de la urbe, no sólo tiene huecos y tramos destrozados, sin contar que a cada paso hay un rompemuelles que no se ve porque está sin pintura, sino que está llena de tierra y basura, en casi todo el perímetro.

Dicho sea de paso, inmigrantes venezolanos, con tal de ganarse unas monedas, compran pintura y se dedican a volver visibles estos desniveles, que cuando no se ven son más un peligro que una ayuda, lo que llama la atención es que esa labor debería estar a cargo de obreros contratados por la Alcaldía.

Cuando el exalcalde Edgar Bazán sufrió una caída por el desnivel de las aceras, comenzó el arreglo de las mismas en todo el casco viejo, puesto que se dio cuenta de cuánto afectaba el hecho de que estén destrozadas, ojalá que el actual burgomaestre no esté esperando a que ocurra una desgracia para mandar a arreglar las calles de Oruro.

Por otra parte, al parecer, desde esa modificación que hizo la exautoridad todos los alcaldes que estuvieron después de él, le vieron el negocio a cambiar aceras porque se dedicaron a hacerlo una y otra vez, haya o no necesidad.

Es cierto que hay mucho por hacer y poco presupuesto, pero no hay peor lucha que la que no se hace, así que se debe seguir atendiendo las necesidades de las ciudades, sobre todo se debe remozar las entradas, ya que es su carta de presentación, la cara más visible y la que recibe primero a los visitantes, la primera impresión que se muestra hacia afuera.