Domingo 20 de mayo de 2012
ver hoy
Esta es una de las épocas como hubo otras de marcada tensión social siendo el pan nuestro de cada día no sólo para enumerar, sino para realizar una serie de reminiscencias amargas de cómo el país en su conjunto, ha soportado y soporta el embate latente de inseguridad en lo que transcurre en el aspecto cotidiano.
A tal punto que es necesario remover las cenizas de las convulsiones sociales en los últimos veinte años de vida (entre comillas) democrática; al mismo tiempo, recordar a muchísimas personas y en este caso a personalidades del contexto nacional que uno de los preceptos ético-espirituales de la formación del hombre, es la discreción, del latín “discretio” que significa en todo el sentido de la palabra. Rectitud, juicio para hablar u obrar; es decir, delicadeza y prudencia.
Lo que se hace libremente, sin ninguna presión externa de ninguna naturaleza, actúa el yo en sí, en forma individual, sin ningún complejo. Exactitud para guardar en todo ambiente social, porque el hombre vive en sociedad (se quiera o no se quiera), la compostura, más si estamos viviendo en un régimen cuasi totalitario, con ribetes nada democráticos, menos participativos, pero con la fuerza y fortaleza de elementos hasta sui géneris sacados de "Tierra adentro", como los denominados movimientos sociales, por una parte, y por otra los llamados interculturales, denominativo este por ejercer u optar dos o más culturas; es decir, la quechua o aymara con la cultura hispanoamericana de habla española que es el idioma reconocido como oficial en toda el área sudamericana, incluida América Central e inclusive parte de Norteamérica, donde el habla española va creciendo a pasos agigantados, y debido al crecimiento poblacional de hispano parlantes con sus modismos, barbarismos y demás aspectos, como países ubicados en el Caribe.