Domingo 25 de diciembre de 2022

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Mientras gran cantidad de hogares cristianos encenderán velitas de colores y cantarán felices al Niñito Dios, los habitantes de Belén siguen asediados por Israel. La famosa aldea donde comenzó la Navidad vive bajo el hostigamiento permanente, como padece toda Cisjordania, Gaza y cada milímetro palestino.
Betlahem está ubicada a nueve kilómetros al sur de Jerusalén, casi la distancia entre San Francisco y El Alto, en La Paz. Desde 1995 se encuentra administrada por la Autoridad Palestina o Estado de Palestina. Los lugares más sagrados son cuidados por los franciscanos. San Francisco de Asís fue el primero en recordar con un pesebre, en cada solsticio de invierno (verano en el sur) el nacimiento del Dios convertido en hombre.
Belén podría ser una encrucijada de la paz mundial, el lugar de la esperanza en la humanidad, el sitio de la reconciliación y del abrazo fraterno. En vez, es otro territorio ocupado ilegalmente por el Estado de Israel desde 1967.
Israel, a través de sucesivos gobiernos, no deja que la cuna de Jesús se desarrolle como otros pueblos. Al contrario, cada vez las noticias son peores. Israel consigue avanzar con sofisticados métodos de avasallamientos, construcción de casas, cercos a los habitantes; es otra forma de ??limpieza étnica?.
Bajo el pretexto del terrorismo, que los propios israelíes fomentan al no dejar alternativas a los palestinos, las tropas ahogan diariamente la vida cotidiana de miles de habitantes de los territorios palestinos. Aunque el cuidado de la iglesia de la Natividad está en otras manos, Israel contrala el ingreso a la ciudad y los visados para los peregrinos.