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Discurso de recepci贸n del Premio Nobel de Literatura 2022 - Peri贸dico La Patria (Oruro - Bolivia)
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Domingo 25 de diciembre de 2022

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Cultural El Duende

Discurso de recepci贸n del Premio Nobel de Literatura 2022

25 dic 2022

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驴Por d贸nde empezar? Me he hecho esta pregunta decenas de veces delante de la p谩gina en blanco. Como si tuviera que encontrar la frase, la 煤nica, que me permitiera empezar a escribir el libro y barrer con mis dudas de golpe. Una especie de llave. Hoy, para afrontar una situaci贸n que, tras el estupor del acontecimiento ??"驴de verdad me est谩 pasando esto a m铆??? mi imaginaci贸n me presenta con un miedo creciente, es la misma necesidad la que me abruma. Encontrar la frase que me d茅 la libertad y la firmeza para hablar sin temblar, en este lugar donde me han invitado esta noche.

Esa frase, no necesito buscarla muy lejos. Surge. En toda su nitidez, su violencia. Lapidaria. Irrefragable. La escrib铆 hace sesenta a帽os en mi diario 铆ntimo. "Escribir茅 para vengar a mi raza". Se hac铆a eco del grito de Rimbaud: "Soy de raza inferior por toda la eternidad".聽Ten铆a 22 a帽os. Era estudiante de literatura en una universidad de provincia, entre chicas y chicos, muchos de ellos de la burgues铆a local. Orgullosa e ingenuamente pens茅 que escribir libros, convertirme en escritora, al final de una estirpe de campesinos sin tierra, obreros y peque帽os comerciantes, gente despreciada por sus modales, su acento, su falta de cultura, bastar铆a para reparar la injusticia social cong茅nita. Que una victoria individual borrar铆a siglos de dominaci贸n y pobreza, una ilusi贸n que la escuela ya hab铆a fomentado en m铆 con mis logros acad茅micos. 驴En qu茅 medida mi realizaci贸n personal podr铆a haber redimido lo que fuera de las humillaciones y ofensas sufridas? No me hac铆a esa pregunta. Ten铆a algunas excusas. Desde que sab铆a leer, los libros hab铆an sido mis compa帽eros, la lectura mi ocupaci贸n natural fuera de la escuela. Este gusto fue alimentado por una madre, ella misma 谩vida lectora de novelas entre cliente y cliente de su tienda, que prefer铆a que yo leyera a que cosiera y tejiera. El elevado costo聽de los libros, la suspicacia de la que eran objeto en mi colegio religioso, los hac铆a a煤n m谩s deseables para m铆.聽Don Quijote,聽Los viajes de Gulliver,聽Jane Eyre, los cuentos de Grimm y Andersen,聽David Copperfield,聽Lo que el viento se llev贸, m谩s tarde聽Los miserables,聽Las uvas de la ira,聽La n谩usea,聽El extranjero: fue el azar, m谩s que las prescripciones de la escuela, lo que determin贸 mis lecturas.聽

La elecci贸n de estudiar Literatura hab铆a sido la elecci贸n de permanecer en la literatura, convertida en lo m谩s valioso frente a todos los dem谩s, una forma de vida con la cual pod铆a lanzarme al interior de una novela de Flaubert o de Virginia Woolf y vivirlas literalmente. Una especie de continente que opon铆a inconscientemente a mi entorno social. Y yo s贸lo ve铆a en la escritura la posibilidad de transfigurar la realidad.聽

No fue el rechazo de una primera novela por dos o tres editoriales ??una novela cuyo 煤nico m茅rito era la b煤squeda de una nueva forma?? lo que amedrent贸 mi deseo y mi orgullo. Estas fueron situaciones de la vida en las que ser mujer pes贸 m谩s que ser hombre en una sociedad en la que los roles de g茅nero estaban definidos, la anticoncepci贸n estaba prohibida y el aborto era un delito. Como pareja con dos hijos, un trabajo de profesora y la carga del cuidado de la familia, me alej茅 cada vez m谩s de la escritura y de mi promesa de vengar a mi raza. No pod铆a leer "La par谩bola de la ley" en聽El proceso聽de Kafka sin verla como una figuraci贸n de mi destino: morir sin haber atravesado la puerta que estaba hecha s贸lo para m铆, el libro que s贸lo yo pod铆a escribir.

Pero esto sin contar con el azar privado e hist贸rico. La muerte de un padre que falleci贸 tres d铆as despu茅s de mi llegada a su casa de vacaciones, un puesto de profesor en clases donde los alumnos proceden de medios obreros similares a los m铆os, movimientos de protesta a escala mundial: todos estos elementos me devolvieron por canales imprevistos y sensibles al mundo de mis or铆genes, a mi "raza", y dieron a mi deseo de escribir un car谩cter de urgencia secreta y absoluta. Esta vez, no se trataba de entregarme a la ilusoria "escritura sobre la nada" de mis veinte a帽os, sino de sumergirme en lo indecible de una memoria reprimida y sacar a la luz la forma en que existieron los m铆os. Escribir para comprender las razones dentro y fuera de m铆 que me hab铆an alejado de mis or铆genes. Ninguna elecci贸n de escritura es evidente. Pero los que, como inmigrantes, ya no hablan la lengua de sus padres, y los que, como tr谩nsfugas de su clase social, ya no tienen el mismo idioma, piensan en s铆 mismos y se expresan con otras palabras, se enfrentan a obst谩culos adicionales. Un dilema. Sienten la dificultad, incluso la imposibilidad, de escribir en la lengua adquirida, dominante, que han aprendido a dominar y que admiran en sus obras literarias, todo lo que se refiere a su mundo de origen, ese primer mundo hecho de sensaciones, de palabras que hablan de la vida cotidiana, del trabajo, del lugar ocupado en la sociedad. Por un lado, est谩 el lenguaje en el que han aprendido a nombrar las cosas, con su brutalidad, con sus silencios, como el del encuentro cara a cara entre una madre y un hijo, por ejemplo, en el bell铆simo texto de Albert Camus,聽"Entre el s铆 y el no". Por otra parte, los modelos de las obras admiradas, interiorizadas, las que les abrieron el universo primero y a las que se sienten deudores por su elevaci贸n, que a menudo consideran incluso como su verdadera patria. En la m铆a estaban Flaubert, Proust, Virginia Woolf: cuando volv铆 a escribir, no me fueron de ninguna ayuda. Tuve que romper con la "buena escritura", la frase bonita, la que ense帽aba a mis alumnos, para extraer, exponer y comprender el desgarro que me recorr铆a. Espont谩neamente, fue el choque de un lenguaje portador de c贸lera y de burla, incluso de groser铆a, lo que me vino, un lenguaje de exceso, insurgente, a menudo utilizado por los humillados y los ofendidos, como 煤nica manera de responder al recuerdo del desprecio, de la verg眉enza y de la verg眉enza de la verg眉enza.

Muy pronto tuve claro tambi茅n ??tanto que no pude considerar otro punto de partida?? que quer铆a anclar la historia de mi desgarramiento social en la situaci贸n que hab铆a vivido como estudiante, la repugnante situaci贸n a la que el Estado franc茅s segu铆a condenando a las mujeres, el recurso al aborto clandestino a manos de un fabricante de 谩ngeles. Y quer铆a describir todo lo que le pas贸 a mi cuerpo de ni帽a, el descubrimiento del placer, el periodo. As铆, en este primer libro, publicado en 1974, sin que yo fuera consciente de ello en aquel momento, se defini贸 el 谩mbito en el que situar铆a mi escritura, un 谩mbito que era a la vez social y feminista. La venganza por mi raza y la venganza por mi sexo se convert铆an a partir de entonces en una sola. 驴C贸mo no cuestionarse la vida sin cuestionarse tambi茅n la escritura? 驴Sin preguntarse si confirma o perturba las representaciones aceptadas e interiorizadas de los seres y las cosas? 驴No refleja la escritura insurgente, con su violencia y burla, una actitud dominada? Cuando el lector era una persona culturalmente privilegiada, manten铆a con respecto al personaje del libro la misma posici贸n de prepotencia y condescendencia que en la vida real. Por eso, originalmente, para eludir esta perspectiva que, tendida sobre mi padre, cuya vida quer铆a contar, la cual me habr铆a resultado insoportable y sent铆a como una traici贸n, adopt茅, a partir de mi cuarto libro, un estilo de escritura neutro y objetivo, "plano" en el sentido de que no conten铆a met谩foras ni signos de emoci贸n. La violencia ya no se exhib铆a, proven铆a de los propios hechos y no de la escritura. Encontrar las palabras que contengan a la vez la realidad y la sensaci贸n que esta produce iba a convertirse, hasta la fecha, en mi preocupaci贸n constante a la hora de escribir, sea cual fuere el tema.聽

Continuar diciendo "yo" me fue necesario. La primera persona ??aquella por la que, en la mayor铆a de las lenguas, existimos, desde que sabemos hablar聽hasta la muerte?? se considera a menudo, en su uso literario, narcisista cuando se refiere al autor, cuando no es un yo presentado como ficticio. Conviene recordar que el "yo", hasta entonces privilegio de nobles que relataban haza帽as de armas en sus memorias, es en Francia una conquista democr谩tica del siglo XVIII, la afirmaci贸n de la igualdad de los individuos y del derecho a ser sujeto de su propia historia, como reivindica Jean-Jacques Rousseau en el primer pre谩mbulo de sus聽Confesiones: "Y que no se me objete que, siendo s贸lo un hombre del pueblo, no tengo nada que decir que merezca la atenci贸n de los lectores. En cualquier oscuridad que pude haber vivido, si he pensado m谩s y mejor que los reyes, la historia de mi alma es m谩s interesante que la de ellos". No fue este orgullo plebeyo lo que me motiv贸 (aun cuando...) sino el deseo de utilizar el "yo" -una forma que es a la vez masculina y femenina- como herramienta de exploraci贸n que capta las sensaciones, las que la memoria ha ocultado, las que el mundo que nos rodea no cesa de ofrecernos, en todas partes y todo el tiempo. Este antecedente de la sensaci贸n se ha convertido para m铆 tanto en la gu铆a como en la garant铆a de la autenticidad de mi b煤squeda. 驴Pero con qu茅 fin? Para m铆, no se trata de contar la historia de mi vida ni de entregarme a sus secretos, sino de descifrar una situaci贸n, un acontecimiento, una relaci贸n amorosa, y revelar as铆 algo que s贸lo la escritura puede hacer existir y pasar, tal vez, a otras conciencias, a otros recuerdos. 驴Qui茅n podr铆a decir que el amor, el dolor y el luto, la verg眉enza, no son universales? Victor Hugo escribi贸: "Ninguno de nosotros tiene el honor de tener una vida que le pertenezca". Pero como todas las cosas se viven inexorablemente de modo individual ??"me est谩 pasando a m铆"??, s贸lo pueden leerse del mismo modo si el "yo" del libro se vuelve, en cierto modo, transparente, y el del lector o lectora pasa a ocuparlo. Que este Yo sea, en definitiva, transpersonal, que lo singular alcance lo universal.

As铆 es como conceb铆 mi compromiso con la escritura, que no consiste en escribir "para" una categor铆a de lectores, sino "desde" mi experiencia de mujer e inmigrante del interior, desde mi memoria, cada vez m谩s larga, de los a帽os vividos, desde el presente, que no cesa de proporcionar im谩genes y palabras de los dem谩s. Este compromiso como prenda de m铆 misma en la escritura se apoya en la creencia, convertida en certeza, de que un libro puede contribuir a cambiar la vida personal, a romper la soledad de las cosas sufridas y enterradas, a pensar de otra manera. Cuando lo indecible sale a la luz, es pol铆tico.聽

Lo vemos hoy con la revuelta de esas mujeres que han encontrado las palabras para trastornar el poder masculino y se han levantado, como en Ir谩n, contra su forma m谩s violenta y arcaica. Escribiendo en un pa铆s democr谩tico, sigo pregunt谩ndome, sin embargo, por el lugar que ocupan las mujeres, tambi茅n en el 谩mbito literario. Su legitimidad para producir obras a煤n no est谩 adquirida. Hay intelectuales masculinos en Francia y en todo el mundo para quienes los libros escritos por mujeres simplemente no existen, nunca los citan. El reconocimiento de mi obra por la Academia Sueca es una se帽al de justicia y esperanza para todas las escritoras.聽

En la revelaci贸n de lo indecible social, esta interiorizaci贸n de las relaciones de dominaci贸n de clase y/o raza, as铆 como de g茅nero, que s贸lo sienten quienes son objeto de ella, existe la posibilidad de una emancipaci贸n individual pero tambi茅n colectiva. Descifrar el mundo real despoj谩ndolo de las visiones y valores que porta el lenguaje, cualquier lenguaje, es perturbar el orden instituido, trastocar las jerarqu铆as.聽

Pero no confundo esta acci贸n pol铆tica de la escritura literaria, sujeta a su recepci贸n por el lector, con las posiciones que me siento obligada a tomar en relaci贸n con los acontecimientos, los conflictos y las ideas. Crec铆 en la generaci贸n de la posguerra, en la que se sobreentend铆a que los escritores e intelectuales tomaran partido frente a la pol铆tica francesa y se implicaran en las luchas sociales. Nadie puede decir hoy si las cosas habr铆an sido diferentes sin sus palabras y su compromiso. En el mundo actual, donde la multiplicidad de fuentes de informaci贸n y la r谩pida sustituci贸n de im谩genes por otras inducen una forma de indiferencia, concentrarse en el arte propio es una tentaci贸n. Pero al mismo tiempo, en Europa -todav铆a enmascarada por la violencia de una guerra imperialista dirigida por el dictador al mando de Rusia- est谩 surgiendo una ideolog铆a de repliegue y cerraz贸n, que se extiende y gana terreno en pa铆ses hasta ahora democr谩ticos. Sustentada en la exclusi贸n de extranjeros e inmigrantes, el abandono de los econ贸micamente d茅biles y la vigilancia del cuerpo de las mujeres, me exige, a m铆 y a todos aquellos para quienes el valor de un ser humano es el mismo, siempre y en todas partes, un deber de vigilancia. En cuanto a la carga de salvar el planeta, destruido en gran parte por el apetito de los poderes econ贸micos, es de temer que esta carga no recaiga sobre los que ya est谩n despose铆dos. El silencio, en ciertos momentos de la historia, no es oportuno.聽

Al concederme la m谩s alta distinci贸n literaria, el trabajo de escritura y de b煤squeda personal realizado en la soledad y la duda se colocan bajo una gran luz. No me deslumbra. No considero la concesi贸n del Premio Nobel como una victoria individual. No es orgullo ni modestia pensar que se trata, en cierto modo, de una victoria colectiva. Comparto el orgullo con quienes, de un modo u otro, desean m谩s libertad, igualdad y dignidad para todos los seres humanos, independientemente de su sexo y g茅nero, su piel y su cultura. Los que piensan en las generaciones futuras, en la salvaguarda de una Tierra que el apetito de lucro de unos pocos sigue haciendo cada vez menos habitable para todas las poblaciones.聽

Si me remonto a la promesa que hice a los veinte a帽os de vengar a mi raza, no puedo decir si la he cumplido. Es de ella, de mis antepasados, hombres y mujeres empe帽ados en tareas que los hicieron morir demasiado pronto, de donde recib铆 fuerza y rabia suficientes para tener el deseo y la ambici贸n de hacerles un lugar en la literatura, en ese conjunto de voces m煤ltiples que, muy pronto, me acompa帽aron d谩ndome entrada a otros mundos y a otros pensamientos, incluido el de insistir contra ella y querer cambiarla. Inscribir mi voz de mujer y de tr谩nsfuga social en lo que ha sido siempre un lugar de emancipaci贸n, la literatura.

Traducci贸n de Juan Pablo Carrillo

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