El baloncesto más dividido que nunca en este 2022

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El baloncesto boliviano vivió en el 2022 uno de sus episodios más complicados, donde se tuvo que lidiar con un ambiente de división debido a las decisiones dirigenciales bastante cuestionadas por algunas asociaciones y sobretodo clubes que decidieron realizar un torneo paralelo al de la Libobásquet, algo que hasta la fecha sigue trayendo algunas consecuencias. A nivel de Oruro el panorama fue similar con dificultades al momento de cumplir con la renovación dirigencial.

Desde el 2020, los clubes que conformaban la Liga Boliviana del Básquetbol (Libobásquet) en damas y varones, decidieron formar la Liga Nacional de Básquetbol (LNB) con el objetivo de administrar los recursos que generaba este certamen a raíz del nulo apoyo económico de la Federación Boliviana de Básquetbol (FBB) para afrontar los campeonatos nacionales e internacionales.

De ese modo este año se cumplió con dos torneos con características similares, pero carente del nivel competitivo que hasta antes de la pandemia iba en un franco ascenso, en pocas palabras un retraso significativo para el camino a la profesionalización de este deporte.

Este hecho trajo consigo varias dificultades, ambos torneos perdieron credibilidad, los problemas económicos y la falta de apoyo a los equipos sigue latente, además de las amenazas constantes de represalias contra clubes, dirigentes, jugadores, árbitros y otros que motivaron la realización de la LNB, aunque en revisión al estatuto algunas de estas sanciones son justas.

Lo cierto es que el baloncesto tuvo un retroceso y se avizora un futuro incierto para el 2023 ya que estos problemas de polarización de criterios aún no fueron solucionados por lo que el conflicto seguirá vigente.

ORURO

En Oruro, el panorama fue similar, a principios de año se tuvo que sopesar con una sanción de parte de la FBB por la inasistencia de los dirigentes al congreso ordinario, esto recayó en los jugadores de divisiones inferiores que no pudieron ser parte de la Copa Bolivia en sus diferentes categorías, perdiendo los puestos alcanzados en los diferentes niveles de competencia.

Este hecho desató una �??olla de grillos�?� al interior de la Asociación Municipal de Básquetbol Oruro (AMBO), cuando se realizaron las elecciones se tuvo diferencias marcadas entre dos bandos, pugna que se extendió por meses finalizando en octubre cuando el directorio de Iván Rojas fue ratificado en su cargo por las autoridades federativas y también del Gobierno Autónomo Municipal de Oruro, algo que si bien dio solución a los problemas no cicatrizaron las heridas causadas durante el conflicto.

Ahora la AMBO, debe preocuparse de tres aspectos importantes: poner en orden el tema estatutario a nivel municipal y luego departamental, lograr que Oruro no pierda sus cupos en la Copa Bolivia y vuelva a los niveles donde competía, además de sancionar a los exdirigentes que incumplieron con sus obligaciones y causaron las sanciones que perjudicaron al baloncesto orureño. Lo más importante volver a unificar al deporte de la �??canasta�?� en Oruro como un ejemplo para las lides nacionales que también marchan por senderos diferentes.

Fuente: LA PATRIA