Warning: inet_pton(): Unrecognized address in /home/lapatri2/public_html/wp-content/plugins/wordfence/vendor/wordfence/wf-waf/src/lib/utils.php on line 28

Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8
Reflexiones en torno a la poesía - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Loading...
Invitado


Domingo 27 de noviembre de 2022

Portada Principal
Cultural El Duende

Reflexiones en torno a la poesía

27 nov 2022

La poesía no me pide exactamente una especialización puesto que su arte es el arte del ser. Tampoco es tiempo o trabajo lo que la poesía me pide. Ni me pide una ciencia, ni una estética, ni una teoría. Antes me pide la entereza de mi ser, una conciencia más honda que mi inteligencia, una fidelidad más pura de lo que puedo controlar. Me pide que arranque de mi vida que se quiebra, corrompe y diluye una túnica sin costura. Me pide que viva atenta como una antena, me pide que viva siempre, que nunca duerma, que nunca me olvide. Me pide una obstinación, densa y compacta.

Porque la poesía es mi explicación con el universo, mi convivencia con las cosas, mi participación en lo real, mi encuentro con las voces y las imágenes. Por eso el poema no habla de una vida ideal, pero sí de una vida concreta: ángulo de la ventana, resonancia de las calles, y de los cuartos, sombra de los muros, aparición de rostros, silencio, distancia y brillo de las estrellas, respiración de la noche, perfume del tilo y del orégano.

Es esta relación con el universo la que define el poema con el poema, como obra de creación poética. Cuando hay apenas relación con una materia hay apenas artesanía. Es la artesanía la que pide especialización, ciencia, trabajo, tiempo y una estética. Todo poeta, todo artista es artesano de un lenguaje. Pero la artesanía de las artes poéticas no nace de sí misma, esto es de la relación con una materia, como en las artes artesanales. La artesanía de las artes poéticas nace de la propia poesía a la cual está consubstancialmente unida. Si un poeta dice ??oscuro?, ??amplio?, ??blanco?, es porque estas palabras nombran la visión del mundo, su ligazón con las cosas. No fueron palabras escogidas estéticamente por su belleza, fueron escogidas por su realidad, por su necesidad, por su poder poético de establecer una alianza. Es de la obstinación sin treguas que la poesía exige que nace el ??obstinado rigor? del poema. El verso es denso, tenso como un arco, exactamente dicho, porque los días fueron densos, tensos como arcos, exactamente vividos. El equilibrio de las palabras entre sí es el equilibrio de los momentos entre sí.

Y en el cuadro sensible del poema veo hacia dónde voy, reconozco mi camino, mi reino, mi vida.

La cosa más antigua de que me acuerdo es de un cuarto frente al mar dentro del cual estaba, posada encima de una mesa, una manzana enorme y roja. Del brillo del mar y del rojo de la manzana se erguía una felicidad irrecusable, desnuda y entera. No era nada fantástico, no era nada imaginario: era la propia presencia de lo real que yo descubría. Más tarde la obra de otros artistas vino a confirmar la objetividad de mi propia mirada. En Homero reconocí́ esa felicidad desnuda y entera, ese esplendor de la presencia de las cosas. Y también la reconocí́ intensa, atenta y encendida en la pintura de Amadeo de Sousa Cardoso. Decir que la obra de arte forma parte de la cultura es una cosa un poco escolar y artificial. La obra de arte forma parte de lo real y es destino, realización, salvación y vida.

Siempre la poesía fue para mí una persecución de lo real. Un poema fue siempre un círculo trazado alrededor de una cosa, un círculo donde el pájaro de lo real queda preso. Y si mi poesía, habiendo partido del aire, del mar y de la luz, evolucionó, evolucionó siempre dentro de esa búsqueda atenta. Quien busca una relación justa con la piedra, con el árbol, con el río, es necesariamente llevado por el espíritu de verdad que lo anima, a buscar una relación justa con el hombre. Aquel que ve el espantoso esplendor del mundo es lógicamente llevado a ver el espantoso sufrimiento del mundo. Aquel que ve el fenómeno quiere ver todo el fenómeno. Es apenas una cuestión de atención, de secuencia y de rigor.

Y es por eso que la poesía es una moral. Y es por eso que el poeta es llevado a buscar la justicia por la propia naturaleza de su poesía. Y la búsqueda de la justicia es desde siempre una coordenada fundamental de toda la obra poética. Vemos que en el teatro griego el tema de la justicia está en la propia respiración de las palabras. Dice el coro de Esquilo: ??Ninguna muralla defenderá́ a aquel que, embriagado con su riqueza, derriba el altar sagrado de la justicia?. Pues la justicia se confunde con aquel equilibrio de las cosas, con aquel orden del mundo donde el poeta quiere integrar su canto. Se confunde con aquel amor que, según Dante, mueve el sol y los otros astros. Se confunde con nuestra fe en el universo.

Si frente al esplendor del mundo nos alegramos con pasión, también frente al sufrimiento del mundo nos rebelamos con pasión. Esta lógica es íntima, interior, consecuente consigo misma, necesaria, fiel a sí misma. El hecho de estar formados de alabanza y protesta testimonia la unidad de nuestra conciencia.

La moral del poema no depende de ningún código, de ninguna ley, de ningún programa que le sea exterior, pero, porque es una realidad vivida, se integra en el tiempo vivido. Y el tiempo en que vivimos es el tiempo de una profunda toma de conciencia. Después de tantos siglos de pecado burgués nuestra época rechaza la herencia del pecado organizado. No aceptamos la fatalidad del mal. Como Antígona la poesía de nuestro tiempo no aprendió́ a ceder a los desastres. Hay un deseo de rigor y de verdad que es intrínseco a la íntima estructura del poema y que no puede aceptar un orden falso.

El artista no es, y nunca fue, un hombre aislado que vive en lo alto de una torre de marfil. El artista, aun aquel que más se coloca al margen de la convivencia, influenciará necesariamente, a través de su obra, la vida y el destino de los otros. Aunque el artista escoja el aislamiento como la mejor condición de trabajo y creación, por el simple hecho de hacer una obra de rigor, de verdad y de conciencia, contribuirá́ a la formación de una conciencia común. Aunque hable solamente de piedras o de brisas la obra del artista viene siempre a decirnos esto: que no somos apenas animales acosados en la lucha por la supervivencia, sino que somos, por derecho natural, herederos de la libertad y de la dignidad del ser.

Henos aquí́ reunidos, nosotros escritores portugueses, reunidos por una lengua común. Pero encima de todo estamos reunidos por aquello que el Padre Teilhard de Chardin llamó nuestra confianza en el progreso de las cosas.

Y habiendo comenzado por saludar a los amigos presentes quiero, al terminar, saludar a mis amigos ausentes: porque no hay nada que pueda separar a aquellos que están reunidos por una fe y por una esperanza.

Para tus amigos: