Los recuerdos de una injusta guerra están en el Museo del Litoral

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Uno de los episodios más negros de la historia de Bolivia es la Guerra del Pacífico (1879-1884), aspecto que originó al país la pérdida territorial de 120 mil kilómetros cuadrados aproximadamente, espacio que comprendía el departamento del Litoral, con Antofagasta, Mejillones, Calama, Atacama, Tocopilla y su capital, Cobija.

Esos recuerdos que están en lo más profundo del alma de los bolivianos, se reviven en el Museo del Litoral Boliviano, ubicado en la calle Jaén, en la sede de Gobierno. De acuerdo a la plaqueta que está en el lugar, este museo fue entregado en julio de 1978, cuando era alcalde de la ciudad de La Paz, Mario Mercado Vaca Guzmán.

Este espacio no es muy grande, sin embargo, en cada elemento expuesto, mueve las fibras más íntimas de quienes aún tenemos la esperanza de que algún día el mar vuelva a ser boliviano.

Asimismo, se da cuenta de dos enormes mapas del siglo XVIII en el que se muestra que el Alto Perú tenía una salida al Océano Pacífico. Para graficar los antecedentes, está la exhibición de lo que fue la riqueza del litoral boliviano, guano, salitre, cobre y plata, ambicionada por el invasor chileno.

Las muestras son acompañadas con información bibliográfica, que no lleva ni una decena de minutos leer la información que se proporciona en el museo. Antes de terminar la primera sala, está una imagen muy impactante que representa a la niña Genoveva Ríos, quien el 14 de Febrero de 1879, rescató la Tricolor Nacional de la Prefectura de Antofagasta. En sus manos agarra la Rojo, Amarillo y Verde, hecha en bayeta de la tierra.

La segunda sala es más amplia, allí están maniquíes de algunos de los personajes que brillaron en la contienda bélica, entre ellos, Eduardo Abaroa, quien ofrendó su vida en la batalla del Puente del Topater. Se lo ve luego de recibir una descarga de fusilería, y pronunciar antes de morir, esa icónica frase: �??¿Rendirme yo? ¡Que se rinda su abuela c.....!�?�.

Asimismo, está el maniquí de un soldado, un Colorado de Bolivia, quien es atendido por Ignacia Zeballos, una heroína cruceña que fue conocida como �??La madre de los soldados�?� por la conducta humanitaria que demostró durante la contienda.

El sector es enriquecido con los retratos de personajes históricos, al margen de Eduardo Abaroa, está Ildefonso Murguía, Narciso Campero, Rufino Carrasco, Ladislao Cabrera; así como de representaciones iconográficas de la Batalla del Alto de la Alianza (26 de mayo de 1880).

Al finalizar la zona están los estandartes del Batallón Sucre y del Batallón Loa, además de un Bandera Nacional que flameó en Calama en 1879.

En una tercera sala, se muestran elementos de la época, como los distintos fusiles utilizados durante la Guerra del Pacífico, así como sables, con empuñadura que, en algunos casos, lleva el Escudo Nacional. También se observa un casco de coracero, una espada y una gualdrapa que lleva el escudo de la Confederación Perú Boliviana.

Para finalizar el paseo, están los maniquíes con los distintos uniformes, como del Batallón Daza No. 1 de Línea, conocidos también con el nombre de Granaderos de la Guardia Presidencial o los Colorados de Bolivia.

Batallón Sucre No. 2 de Línea, Granaderos de la Guardia o Amarillos; Batallón �??Aroma 2�?� de Cochabamba (verdes) No. 4 de Línea y el Regimiento �??Illimani�?� 3 Cazadores; Regimiento �??Bolívar�?� 1 de Húsares.

Es la muestra del museo que llena de nostalgia a quienes viven la historia en la sangre y mediante esas imágenes, el tiempo se encarga de trasportar al visitante hasta ese fatídico episodio del recuerdo nacional.

Periodista de LA PATRIA