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Jueves 17 de mayo de 2012

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Ecológico Kiswara

Barrer las aceras, una buena práctica que no debía perderse

17 may 2012

Fuente: LA PATRIA

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Probablemente una movilización vecinal, por iniciativa propia, para tomar la escoba en mano y barrer las aceras de cada una de las viviendas, podría ser la punta de lanza para retomar la práctica en la que los vecinos son los principales protagonistas del anhelo de tener la ciudad limpia.

Obviamente la acera es un espacio público, cuya limpieza es responsabilidad de la Empresa Municipal de Aseo de Oruro (EMAO), pero, ante las falencias institucional, donde los operarios no abastecen para barrer las calles, y la irresponsabilidad de otros ciudadanos que se encargan de ensuciar la ciudad, la respuesta vecinal debe ser la acción más contundente para luchar contra la contaminación reinante como consecuencia de que la basura en nuestras calles, día que pasa, ya se convierte en un problema de salud pública, cada vez más preocupante.

Será conveniente recordar cómo nuestras abuelas, asumieron la responsabilidad personal de barrer el espacio de acera situado en frente a sus hogares. Ellas, muy temprano, mientras hervía el agua para el desayuno de la familia, eran las responsables de dejar limpio ese pequeño reducto público. En los viejos tiempos, no había empresa responsable del aseo de la ciudad, pero contradictoriamente Oruro era considerada la ciudad más limpia de Bolivia.

Desde luego, argumentos para rebatir ese pasado, abundan, como el hecho que la población creció y así también se multiplicaron los agentes generadores de desechos contaminantes, o el clásico comentario de decir que “yo pago para que hagan ese trabajo”

Está por demás comprobado que aunque se haya establecido un cobro por este servicio, las calles siempre estarán sucias, pues el recurso humano de la EMAO no es suficiente, además que el barrido de calles a cargo de sus obreros sólo abarca el centro de la ciudad y no así las zonas alejadas; además de los mal acostumbrados que dejan basura por doquier, entonces qué mejor inspector que el propio vecino y con su ejemplo motivar a otros a ser los principales agentes del cambio de conducta y aportar a la limpieza de la ciudad.

Es agradable ver, aunque en pocos casos, cómo vecinos y vecinas; escoba en mano y en no más de cinco minutos; se encargan de limpiar sus aceras y al margen de aportar a la estética se constituyen en protectores de la salud pública.

Fuente: LA PATRIA
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